CIBERDELITO
Otro ataque de una banda nazi en Paraná
20/05/2024
Tres personas fueron condenadas por el ataque a un conocido influencer paranaense, a quien además obligaron a realizar una transferencia de miles de dólares en criptomonedas. Entre los perpetradores hay adoradores del nazismo, lo que devela una escalada violenta en su modus operandi. Escuchalo en Audionoticias.
Juan Cruz Varela
De la Redacción de Página Judicial
Tomás Oviedo construyó una identidad a través de las redes sociales. Fue youtuber, influencer y con 24 años es dueño de Shark Company, una empresa de marketing digital con varias sucursales y una gran cantidad empleados jóvenes como él.
Con la gran cantidad de seguidores vinieron los beneficios y el dinero. Lo paraban para pedirle selfies y se ganó el apodo de Farandulita. Hasta llegó a organizar grandes reuniones en plazas para interactuar con sus seguidores. En Paraná. Aprendió entonces a monetizar sus contenidos. “Me daban ropa, comida, tenía cortes de pelo, lavados de auto y demás. Prácticamente vivía gratis”, contó alguna vez.
El joven nunca se alejó de Paraná. Pasó una temporada en México, donde estuvo integrado a la troupe de Yao Cabrera, otro influencer; y vivió en Buenos Aires, pero siempre estaba volviendo. Fotos suyas se hicieron virales, llegó a tener casi un millón de seguidores y semejante nivel de exposición llevó su nombre a los medios. La última vez, sin embargo, no fue por esa foto que lo muestra a bordo de un auto de lujo, sino por haber sido víctima de un violento robo en su casa, en el barrio San Agustín.
Una noche el joven volvió a su casa alrededor de las cuatro de la madrugada. En el interior lo esperaban cinco personas con sus rostros ocultos y las manos cubiertas con guantes de látex; lo atacaron a punta de pistola y, bajo amenazas, le ataron las manos y los pies con precintos, para obligarlo a realizar una transferencia en criptomonedas. También le robaron cuatro pares de zapatillas, perfumes y una planchita de pelo.
Pero la investigación de un hecho que pudo haber tenido apenas un costado farandulesco develó una trama escabrosa, atravesada por la devoción que tienen los perpetradores por el nazismo y la figura de Adolf Hitler.
Criptoestafa
El 26 de octubre de 2023, exactamente a las 3.27, una camioneta Renault Kangoo blanca, con vidrios polarizados, tazas cubre llantas y portaequipajes estacionó frente a la vivienda del influencer en el barrio San Agustín.
Al volante estaba Leonel Javier Gasparrini; estaba acompañado por Franco Julián Zapata, Javier Daniel Ruiz Díaz y otras dos personas que nunca fueron identificadas. Pero pasaron los minutos y no hubo movimientos. Hasta que a las 3.36 bajaron, vestidos con ropas oscuras y sus rostros cubiertos, ingresaron a la vivienda inhabitada y esperaron a que llegara el influencer.
Apenas Tomi Oviedo atravesó la puerta, alrededor de las 4, lo abordaron a punta de pistola, lo maniataron y lo amenazaron para que entregara la contraseña de su celular, para posteriormente efectivizar una transferencia en criptomonedas por 14 mil dólares a una cuenta de Binance que, luego se supo, estaba registrada a nombre de Zapata.
La camioneta volvió por ellos a las 6.09 y las cámaras de seguridad muestran a los atacantes retirándose de la vivienda del influencer a los cinco minutos. Los movimientos estuvieron perfectamente cronometrados para que a las 6.51 Ruiz Díaz pudiera fichar su ingreso al Casino Neo Mayorazgo donde trabajaba.
La banda volvió a reunirse por la tarde, pero esta vez para repartirse el botín. A las 17.40 de ese mismo jueves Zapata hizo cinco transferencias desde su cuenta de Binance a diferentes cuentas de titularidad de Gasparrini y Ruiz Díaz. Las operaciones fueron por 2.257,37 dólares; 2.405,89 dólares; 2.156,41 dólares; 2.453,93 dólares y 2.156,96 dólares. La trazabilidad del dinero, acaso por la torpeza o inexperiencia en el uso de las herramientas, técnicas o servicios que impiden el rastreo de las transacciones en criptomonedas, les permitió a los investigadores la identificación.
A los investigadores les llevó apenas una semana ponerle nombre y apellido a los perpetradores del ataque contra el influencer; y hace unas semanas Gasparrini, Zapata y Ruiz Díaz fueron condenados por el juez Santiago Brugo a penas de tres años de prisión condicional (no efectiva) y a cumplir una serie de reglas de conducta, entre las cuales está la obligación de realizar trabajos no remunerados en favor de una institución pública durante dos años, a razón de 96 horas por cada uno.
Adoradores de la esvástica
La condicionalidad de una condena siempre está sujeta a que no vuelvan a cometer otros delitos. Cuando el juez Brugo les preguntó si tenían condenas anteriores, todos respondieron que no y eso fue confirmado por el Registro Nacional de Reincidencia, a través de un informe en el que consignó que no tenían antecedentes penales.
Pero Zapata los tenía: en 2022 había sido condenado por la jueza Noemí Berros, del Tribunal Oral Federal de Paraná, como autor de una serie de pintadas de contenido antisemita en la zona del palomar del Parque Urquiza; la sentencia fue confirmada en noviembre de 2023, apenas un mes después del ataque al influencer Mateo Oviedo.
El hecho que le valió la primera condena ocurrió en octubre de 2014. Zapata tenía 19 años cuando pintó con aerosol rojo una esvástica sobre una Estrella de David; una leyenda en alemán que decía “Achtung juden!”, que significa “judíos, cuídense”; y dos guarismos insertos de manera enigmática: “88”, que es un código que significa Heil Hitler si se trasladan esos números al lugar que ocupa la letra H en el abecedario; y “14”, que alude a las palabras que acuñó David Lane, uno de los fundadores del Ku-Klux-Klan, y que se han convertido en un eslogan en el mundo nacionalsocialista: “Debemos asegurar la existencia de nuestro pueblo y un futuro para los niños blancos”.
En su momento, el hecho fue calificado como uno de las más graves que se hayan registrado en la ciudad y una amenaza concreta a la comunidad judía, por la cantidad de símbolos y el tipo de simbología.
Quien formalizó la denuncia fue el entonces titular de la DAIA Paraná, Diego Dlugovitzky, pero un actor clave para llegar al autor de las pintadas fue Jorge Riani. Según dijo, el 16 de octubre, unos días después de que aparecieran las pintadas, atendió el llamado de una persona que no se identificó, pero le dijo que le enviaría a su casilla de Facebook los nombres de los autores. Unas horas después recibió dos links que lo llevaban a los perfiles de Javier Ruiz Díaz y Franco Julián Zapata.
La cuenta de Ruiz Díaz de Facebook había sido cerrada. Pero Zapata se presentaba en la red social como “subjefe del campo de exterminio de Treblinka” y en la pared medianera de su casa tenía grafitis que exaltaban el nazismo: “Heil Hitler”, decía uno de ellos; también había una figura perfecta del emblema de las SS; y una esvástica, pero no aquella figura más conocida de la simbología nazi, sino una que remitía a la Sociedad Thule, una organización criminal secreta a la que se unió Adolf Hitler tras la Primera Guerra Mundial y que fue la base ideológica del nacionalsocialismo.
Por aquel hecho Zapata fue condenado a tres años de prisión condicional y debió realizar un curso de concientización sobre discriminación y sobre el holocausto a cargo de entidades de la comunidad judía.
Pero no fue un episodio aislado: hay en Paraná un grupo de jóvenes adoradores del nazismo que actúan desde hace varios años en la ciudad, a través de pintadas e incluso planificando ataques a personas por su ideología o religión.
El último se registró en octubre de 2022, cuando trabajadores municipales divisaron una bandera de color rojo con el dibujo en su centro de una cruz esvástica de color negro que estaba colgada en un tapial en cercanías de la casa del propio Zapata.
Antes habían sido condenados otros cuatro jóvenes que admitieron haber pintado esvásticas y otras expresiones de corte antisemita en el Parque Berduc en 2016. “Seig Heil”, “Heil Hitler”, “fucking juden”, decía en el tanque de agua, en un portón del gimnasio, en las paredes de los baños y en los laterales de las canchas de paddle.
La condena en ese momento recayó contra Yanina Belén Cufré, Ángel Esteban Alegro, Sebastián Exequiel Bovolini y José Yamil Abdala. Este último había sido noticia en 2012, cuando a él y a otras dos personas –uno de ellos fue identificado luego como Ezequiel Hermosid– les prohibieron ingresar a la tradicional fiesta de disfraces de Paraná porque llevaban puesto un atuendo nazi.
Ese episodio motivó una denuncia de la filial local de la DAIA en la que también se mencionaba que unos meses antes se había producido una especie de volanteada, en inmediaciones de la Facultad de Ciencias Económicas y en otros sectores de la ciudad, con panfletos que tenían tres fotos de Hitler y la leyenda “20 de abril de 1889. Feliz cumpleaños Mein Fürher”. Esos volantes, decía la denuncia, habrían sido elaborados por un joven que trabajaba en el área de depósito del Iosper, donde también desarrollaba tareas Abdala en esa época.
Franco Zapata y Otros by Página Judicial
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