NARCOTRÁFICO

“Titi” Celis asumió la responsabilidad por la narcoavioneta

19/11/2019

Miguel Celis, alias Titi, dijo haber organizado el aterrizaje de la avioneta que transportaba marihuana y pretendió desvincular al resto de los acusados. Dijo que esperaba recibir unos quinientos kilos, que su proveedor le fiaría la carga y que ya tenía vendida la droga.

“Titi” Celis asumió la responsabilidad por la narcoavioneta

Juan Cruz Varela
De la Redacción de Página Judicial

 

Miguel Ángel Celis admitió haber gestionado el arribo de una avioneta cargada con más de trescientos kilos de marihuana que aterrizó en un campo de Colonia Avellaneda, y se presentó como un incauto comerciante que aceptó un negocio que podría haberle reportado pingües ganancias.

Los hermanos Daniel y Miguel Celis están acusados de ser organizadores, proveedores y financiadores de una organización que operaba en distintos barrios de Paraná (Paraná XVI, San Agustín y Anacleto Medina) y extendía sus redes a las localidades de San Benito, Viale, Hernandarias, Nogoyá, Seguí e incluso hasta Santa Fe, Santo Tomé y Alto Verde.

Ambos compartían y se prestaban el control de las decisiones. Hasta que Daniel fue detenido. Entonces Titi, el mayor de los hermanos, comenzó a tener mayor preponderancia en la toma de decisiones y reestructuró la organización con otros colaboradores.

“Me hago responsable; yo lo hice y me arrepiento”, dijo Celis este martes en la primera declaración que dio ante la justicia desde la caída de la organización.

Celis, que ahora admitió el apodo de Titi que antes había negado, se presentó como un comerciante multi-rubro, dueño de un almacén de ramos generales en su casa, verdulero, dedicado también a la compra y venta de vehículos usados y criador de caballos de carreras.

Según dijo, fue José Marcial Caballero quien le ofreció el negocio, “un mes o dos antes”, y él contactó a Luis Orlando Céparo para coordinar el aterrizaje de la avioneta que traería marihuana desde la República del Paraguay. “Somos tres; las otras personas no tienen nada que ver”, aseguró. Entre las otras personas hay familiares y allegados.

En el reparto de tareas, dijo que Caballero es quien tenía “el contacto con los paraguayos” que enviarían un cargamento que “ya tenía vendido” y que “lo iba a pagar después de venderlo”. ¿Cómo haría para vender quinientos kilos de marihuana en una semana? “Uno conoce gente en la calle”, fue su explicación sobre las personas que harían el trabajo. Céparo, en tanto, se encargaría de la logística para el aterrizaje de la avioneta y la supervisión de la pista clandestina en un campo cercano a Paraná.

Lo curioso es que primero dijo no recordar el precio acordado con el proveedor ni la cantidad de droga que recibiría en el que aseguró que era su primer cargamento. Después se acordó que pagaría unos 2 mil pesos por kilo, que su ganancia sería de 500 pesos y que “tenía una semana para pagar” al proveedor, a través de Caballero. En cuanto a sus “socios”, dijo que no sabía cuál era la ganancia de Caballero, aunque aclaró que tenía un acuerdo “con la gente de Paraguay”; mientras que a Céparo le tocarían entre 20 mil y 30 mil pesos y “supuestamente les iba a pagar” a los hermanos Omar y José Ghibaudo, los dueños del campo donde aterrizó la avioneta. Sus números dejaron algunas dudas.

También reconoció haber estado en otro campo de los hermanos Ghibaudo, en María Grande, donde habían acondicionado una pista de aterrizaje. “Fuimos con Céparo para ver el campo”, sostuvo. Primero dijo que estaban solos, pero luego terminó admitiendo que había otras dos personas de nacionalidad paraguaya.

“Céparo se encargó de organizar todo el aterrizaje”, insistió.

Un domingo de campo

Se hizo esperar la llegada de la avioneta. Tanto llovió que hubo que mudar el lugar de aterrizaje, de María Grande a Colonia Avellaneda, en otro campo de los hermanos Ghibaudo. Así ocurrió el domingo 28 de mayo de 2017.

Unos minutos antes, Celis, a bordo de una camioneta Volkswgen Saveyro propiedad de Patricio Larrosa –también imputado aunque desvinculado por Titi–, merodeó el campo. Dijo que buscaba a Céparo y que no sabía dónde ni a qué hora aterrizaría la avioneta.

Lo cierto es que la Policía Federal irrumpió en el campo cuando la droga ya había sido descargada del avión y cargada en una camioneta Chevrolet S-10 que sería del suegro de Titi Celis, aunque él dijo no saber a quién le pertenecía: “La había llevado Caballero”, se excusó. El derrotero llevaría a su socio hasta su casa, en San Benito, donde le entregaría la marihuana: “La iba a almacenar y la repartiría de a poco para revenderla”, explicó.

El piloto y copiloto huyeron. Un testigo aseguró que eran de nacionalidad brasileña y que con ellos había otra persona de nacionalidad paraguaya y una cuarta persona que conocía la zona y los ayudó a escapar apodada Ruso (¿José Roberto Sterz?). Celis no dijo nada de eso.

Le preguntaron, por ejemplo, si recordaba haberse comunicado con un abonado en Paraguay en abril de 2017 y a quién pertenecía un contacto agendado como “Ruso” en su teléfono celular. Pero no.

Dio la impresión de que Titi Celis pretendía desvincular sobre todo a su hermano: dijo que nunca recibió órdenes de Tavi ni le pidió consejos sobre la organización, distribución y comercialización de estupefacientes; incluso aseguró que nunca antes había vendido drogas. “Lo hice porque me lo ofrecieron y estoy arrepentido”, insistió.