VIOLENCIA INSTITUCIONAL

La misteriosa desaparición de Enrique Fabiani

22/07/2024

Enrique Héctor Fabiani estaba con unos amigos en un campo de Villa Alcaraz. Se separó del grupo y no volvieron a verlo desde el 4 de junio. La sospecha sobre cinco policías de la Brigada de Delitos Rurales y las inconsistencias de la última persona que dice haber hablado con el jubilado desaparecido. Los reclamos al procurador y otra denuncia en puerta.

La misteriosa desaparición de Enrique Fabiani

Juan Cruz Varela
De la Redacción de Página Judicial

 

Enrique Héctor Fabiani, santafesino, jubilado, 74 años, evidencia un problema: en el país de los 30.000 desaparecidos siguen desapareciendo personas. Más de doscientos y más de diez en Entre Ríos. Aunque no hay registros oficiales y la mayoría aparece como personas extraviadas.

Fabiani lleva desaparecido desde el 4 de junio, luego de haber salido a una excusión de caza con dos amigos en una zona de zona de montes en Mojones Norte, en el departamento Villaguay. En este tiempo hubo una búsqueda intensa a cargo de la Policía de Entre Ríos, se emplearon perros adiestrados, drones enviados por la Policía chaqueña, se rastrillaron varias hectáreas. Sin éxito. Fabiani no aparece.

Las sospechas, al día de hoy, apuntan hacia la Policía de Entre Ríos. La causa está caratulada como “actuaciones de oficio para establecer localización”, aunque la familia, a través de los abogados Rubén Pagliotto y Eduardo Vugner, ha planteado que debe ser investigada como una desaparición forzada.

Lo que se ha podido reconstruir con certeza es que Fabiani y dos amigos llegaron a Alcaraz el 4 de junio a media mañana, se instalaron en la casa de un conocido y salieron a cazar poco después de almorzar. Según el relato de sus amigos, irían a un monte, siguiendo la línea del alambrado para no perderse; ellos delante y Fabiani en último. En un momento miraron hacia atrás y Fabiani no estaba. Lo llamaron, gritaron su nombre, pero no respondió; volvieron sobre sus pasos y tampoco lo encontraron.

Unos maquinistas que trillaban soja en un campo que le pertenece a Julio Lodi aseguraron haberlo visto pasar por delante de las máquinas, intercambiaron palabras e incluso le ofrecieron un teléfono celular o llevarlo hasta donde se dirigía, puesto que ya había oscurecido.

El resto es difuso y está bajo análisis del agente fiscal Mauro Quirolo, que tiene a su cargo la investigación para determinar qué pudo haberle ocurrido a Enrique Fabiani.

Julio Lodi declaró que cerca de la medianoche escuchó que sus perros ladraban hacia la oscuridad; salió, alumbró con un reflector y vio a que un hombre se acercaba hacia su casa. Le preguntó qué andaba haciendo y Fabiani le respondió que estaba cazando. Lodi, según su testimonio, le advirtió que estaba en una propiedad privada y que no tenía permitido cazar. Dijo que Fabiani le pidió disculpas y se retiró del lugar. Lodi dijo haberlo alumbrado en su retirada y refirió que como la tranquera estaba cerrada con candado, Fabiani atravesó un alambrado y salió hacia una calle sin salida.

Lodi dijo haber llamado por teléfono a la comisaría de Alcaraz, la más cercana a la estancia, pero que no pudo comunicarse. Entonces llamó a la Brigada de Delitos Rurales de Bovril, distante a unos veinte kilómetros.

Las cámaras de seguridad detectan la llegada del patrullero a la estancia de Lodi, con cuatro policías a bordo, unos cuarenta minutos después de la llamada telefónica. Los policías dicen que, tras escuchar el relato del hombre, recorrieron el callejón por el que habría salido Fabiani y, como no detectaron nada extraña, se retiraron.

Las hipótesis

Melisa Fabiani, la hija del jubilado, contó que su padre “tenía problemas de desorientación, pero estaba bien en tiempo y espacio”. Sin embargo, pasado un mes y medio de la desaparición, está prácticamente descartada la hipótesis de que se hubiera perdido o que tuviera algún problema de salud, ya que la zona fue rastrillada intensamente y no se produjo ningún hallazgo. Nada se sabe de Fabiani, pero tampoco aparecieron vestigios de ropa, ni sus botas, ni la escopeta.

Los abogados que representan a la familia sostienen que Fabiani pudo haber sido víctima de un delito y plantean dos hipótesis: una que señala a Lodi, en virtud de inconsistencias, contradicciones y algún retaceo de información; y otra que tiene en la mira a cinco policías que integran la Brigada de Delitos Rurales de Bovril.

En esa línea, se preguntan qué hizo o dónde estuvo Fabiani en esas cuatro horas y media que transcurrieron entre el encuentro con los maquinistas y su irrupción en el campo de Lodi. Con un dato adicional: entre un punto y otro había 1.500 metros de distancia.

No se descarta tampoco una combinación de ambas hipótesis. ¿Por qué? Porque los perros rastreadores marcaron un rastro en la pala de una máquina retroexcavadora que estaba en el campo de Lodi, donde Fabiani habría sido visto por última vez.

Melisa Fabiani hizo notar también que, luego de recibir el llamado de Lodi alertando sobre la presencia del cazador en su campo, los policías demoraron cuarenta minutos en desandar un trayecto que normalmente harían en diez.

También hizo notar otra circunstancia llamativa: “Ese camino, para ir hasta la casa de Julio Lodi, donde las cámaras de seguridad detectan a los policías de abigeato (Brigada de Delitos Rurales), es el punto donde los perros pierden el rastro de mi papá”.

Hay un dato más que pone en la mira a los policías: las cámaras de seguridad que se encuentran a unos mil metros de la casa de Lodi, en el camino hacia la Ruta Nacional 127, muestran el arribo de la patrulla con cuatro personas a bordo; pero al volver, unos quince minutos después, solo se divisa a dos personas. El fiscal y los querellantes se preguntan dónde quedaron las otras dos personas.

En principio, las sospechas recaen sobre los cuatro policías que integraban la patrulla. El fiscal Quirolo no los ha imputado formalmente, pero los efectivos designaron como defensores a Miguel Ángel Cullen y Patricio Cozzi. Los representantes de la familia Fabiani también apuntan contra el policía que estaba de guardia esa noche. La misma sospecha ha esbozado Cristhian Panceri, el abogado de Lodi.

Mientras tanto, el fiscal Quirolo está a la espera de los resultados de una serie de pericias sobre los teléfonos celulares de Lodi, su pareja y de los policías sospechados, como paso previo a formalizar cualquier imputación.

También pidió que se convoque a un antropólogo forense para que se sume a la tarea de búsqueda; y los abogados de la familia adelantaron que podrían solicitar el apartamiento de la Policía de Entre Ríos de la investigación y que se convoque a Gendarmería.

Pirotecnia

Hace algunas semanas el Gobierno provincial estableció una recompensa de 5 millones de pesos para a aquellas personas que, sin haber intervenido en un eventual hecho delictivo, aporten datos verificables que sirvan para dar con el paradero de Fabiani; y el gobernador Rogelio Frigerio recibió a los hijos de Fabiani.

A su vez, los abogados de la familia le pidieron formalmente al procurador general, Jorge García, que el fiscal Mauro Quirolo sea eximido del trámite de las demás causas y sea afectado con exclusividad y a tiempo completo a esta investigación.

En el último pedido, el cuarto ante la falta de respuestas formales, manifestaron enérgicamente que “la familia merece, por una elemental razón de respeto, educación y empatía humana, una rápida respuesta, por sí o por no, pero en modo alguno es tolerable ni entendible, que haya habido un rotundo e inexcusable silencio”.

También le advirtieron al jefe de los fiscales que si para este lunes no tenían una respuesta, cualquiera sea, solicitarían “su remoción a instancias del juicio político o del jury de enjuiciamiento, puesto que su proceder negligente y autoritario deberá ser considerado como en un gravísimo desorden de conducta y mal desempeño”.