DERECHOS HUMANOS

Fue detenido el represor Oscar Ramón Obaid

13/03/2024

El ex militar, condenado por delitos cometidos durante la última dictadura, deberá cumplir una pena de seis años de prisión por el secuestro y aplicación de torturas contra dos militantes políticos. El represor fue detenido en Santo Tomé y trasladado a la cárcel de Paraná.

Fue detenido el represor Oscar Ramón Obaid

De la Redacción de Página Judicial

 

El represor Oscar Ramón Obaid ya se encuentra en la Unidad Penal Número 1 de Paraná, cumpliendo una condena de seis años de prisión por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico-militar.

Obaid, de 71 años, fue detenido el jueves 7 de marzo, en horas de la tarde, en su domicilio de la localidad de Santo Tomé y trasladado a la unidad, luego de que la Corte Suprema le cerrara la puerta a un planteo efectuado por su defensa para que se le conceda el beneficio del arresto domiciliario.

La medida había sido solicitada por los fiscales Ricardo Álvarez, José Ignacio Candioti y Leandro Ardoy, y se concretó luego de que la Corte Suprema rechazara por inadmisible el recurso extraordinario interpuesto por la defensa del represor para que se le permitiera cumplir su condena bajo arresto domiciliario.

Oscar Ramón Obaid había sido condenado en 2015 y confirmada aquella sentencia en 2016. Está considerado como el último eslabón en el esquema represivo; fue cabo primero del Escuadrón de Ingenieros del Ejército entre el 17 de octubre de 1975 y el 15 de octubre de 1978 y ha sido señalado como uno de los custodios en la casa de torturas que funcionaba en inmediaciones de la Base Aérea.

Fue condenado a seis años de prisión por la privación ilegítima de la libertad e imposición de tormentos contra dos perseguidos políticos durante la última dictadura cívico-militar.

Dos ex presos políticos lo reconocieron como uno de los integrantes de la guardia rotativa que disponían los militares en el centro clandestino de detención y torturas. Luis Sotera, uno de ellos, aseguró que “los guardias no torturaban”; mientras que Juan Domingo Wursten dijo que alguien que se hacía llamar Turco le pegaba durante la tortura. Obaid ha reconocido que le dicen Turco o Cacho.

En la sentencia de primera instancia se consignó que Sotera y Wursten “se encontraban alojados en un centro clandestino y su detención fue materializada en condiciones inhumanas, bajo agresiones y amenazas de torturas, encerradas y sin acceso a instalaciones sanitarias ni higiene, como tampoco alimentación”.

Ese lugar era una casa antigua ubicada en inmediaciones de la Segunda Brigada Aérea, adonde eran trasladadas personas que se encontraban detenidas legalmente en la unidad penal y otras que permanecían secuestradas en los cuarteles del Ejército.

Los ex presos políticos mencionan dos sitios cercanos entre sí, ubicados en una zona descampada y dicen haber escuchado ladridos de perros y el sonido de aviones. Los describen como construcciones precarias con una habitación húmeda, a metros de la vieja ruta a la ciudad de Crespo. En sus declaraciones coinciden en que se trataba de estructuras más sólidas que la de otros centros clandestinos de detención, con una galería y varias habitaciones; que se las notaba casas coloniales, con rejas y tejas en el techo, baldosas rojas, galería ancha y sin luz eléctrica, por lo que los verdugos se iluminaban con faroles de gas y grupos electrógenos.

Un ex detenido político dijo haber visto una cuchara que tenía impresas iniciales de la Fuerza Aérea Argentina; y otro ex preso contó que una noche, mientras era trasladado, alcanzó a ver a través de la capucha las balizas de la pista de aterrizaje.

Un dato que no puede pasar inadvertido es que ambos dijeron haberlo reconocido porque fueron vecinos en el barrio La Floresta de Paraná. Wursten incluso lo dijo en 1984 ante la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep) y lo ratificó en cada una de sus declaraciones judiciales posteriores.

Sotera dijo que en ese lugar había una guardia rotativa de cuatro personas que señaló como pertenecientes al Ejército y a la Fuerza Aérea, todos de bajo rango. Uno de ellos era Obaid, a quien reconoció, y dijo que eso le habría significado tener un trato más benévolo de parte del resto de los custodios. Wursten lo reconoció por la voz y aseguró que esa persona a la que identificó como Turco o Cacho “siempre permanecía al lado de la cama donde estaba estaqueado”, le decía que era su amigo, que conocía a su familia y que si decía la verdad nada iba a pasarle. Obaid vivía enfrente de su casa. También contó que “un día que esta gente (los guardias) estaba tomando, porque se sentía el olor a alcohol, y dijeron: ‘Vamos a sacarlo un rato’. Estaba encapuchado y vendado, pero alcancé a ver el reflejo de la luz, me llevaron afuera y me hicieron sentar, desnudo, arriba de un montículo de tierra que resultó ser un hormiguero”, relató.

Lo cierto es que ambos “se encontraban alojados en un centro clandestino y su detención fue materializada en condiciones inhumanas, bajo agresiones y amenazas de torturas, encerradas y sin acceso a instalaciones sanitarias ni higiene, como tampoco alimentación. En esas condiciones, Obaid cumplía la función de custodiar a las víctimas”, consignó la sentencia que condenó al represor.