Poder Judicial en crisis
La última denuncia de Uriburu y una cuenta que paga García
13/09/2023
El fiscal interino había recibido una segunda denuncia, la semana pasada, sobre violencia de género. Se jactó, todo ese tiempo, de tener relaciones con dos funcionarios judiciales de la primera línea.
Federico Malvasio
De la Redacción de Página Judicial
Federico Uriburu dejó de ser fiscal en Rosario del Tala. Fue luego de que una empleada judicial de esa jurisdicción lo denunciara por violencia de género en Paraná. Se trata de la trabajadora social JS, quien viajó a esta capital para hacer la denuncia ante el Superior Tribunal de Justicia (STJ). Finalmente se la tomó Ruth Lemos, integrante de la Oficina de Violencia de Género del alto cuerpo. Hubo, incluso, allanamientos en su domicilio. La decisión de no hacer la denuncia en su ciudad fue para evitar cualquier malentendido, ya que se desempeña en los tribunales de esa localidad.
El STJ, conocida la denuncia, dispuso un sumario administrativo porque Uriburo es escribiente titular del Juzgado en lo Civil y Comercial N° 1 de Nogoyá, por lo tanto depende de los vocales.
La historia de este fiscal interino la comenzó a escribir Página Judicial cuando reveló una trama escandalosa de acoso en un bar a la abogada Florencia Alberto, ocurrida en Nogoyá y publicada en este sitio el 9 de agosto de 2020. Allí se dio cuenta de la impunidad con que se manejaba el funcionario judicial bajo la protección del Ministerio Público Fiscal. (Ver abajo el dossier)
Uriburu tejió relaciones con abogados de la zona, precisamente no con buena fama. Pero también se jactaba de tener ascendencia sobre otros funcionarios.
Tras la denuncia de su primera víctima, desde su lugar de funcionario judicial, emprendió una seguidilla de maniobras de amedrentamiento dirigidos a la abogada que había acosado y a la pareja Martín Quinodoz, al punto tal de exigirle a la jueza de Paz de Lucas González que castigue a éste último, que tenía a cargo como empleado. Todo consta en la denuncia que no fue desmentida ni desestimada.
Lo cierto es que el caso de acoso a la abogada nogoyense, que debió dejar de ejercer la profesión y se sometió a tratamiento psicológico, motivó que algunos resortes políticos tomen cartas en el asunto.
La Procuración General, para oxigenar la situación en Nogoyá, decidió trasladarlo a Rosario del Tala ante la jubilación del fiscal Elbio Rojkin. Es decir, no incurrió en la denuncia que tenía por acoso uno de sus fiscales, que ya había puesto como representantes a Julio Federik y Leopoldo Lambruschini, sino que lo sacó del lugar de conflicto para trasladarlo a otro. Deplorable.
Uriburu se jactaba de ser amigo del procurador Jorge Amilcar Luciano García; y su pareja, integrante de la Cámara de Casación Penal de Paraná, Marcela Badano.
En la última denuncia por violencia de género interpuesta la semana pasada por JS, la última víctima de Uriburu, dice: “Para intimidarme se jactaba de ser amigo del procurador doctor Amilcar García y de la doctora Marcela Badano. Hacía alarde de sus vínculos y relaciones laborales en el marco de la violencia que ejercía sobre mí”.
Quizás esa amistad expresada por el acusado lo haya ayudado a mantener el cargo en la órbita del Ministerio Público Fiscal, ya que cuando se presentó en el Consejo de la Magistratura salió último.
JS mantuvo una relación con Uriburu de dos años. Según el relato de la denuncia, la relación fue tortuosa, pero todo se complicó hace un mes cuando rompió con el fiscal.
El final del fiscal Uriburu fue empujado por la decisión del STJ conocida este miércoles ¿Por qué no lo hizo cuando se lo denunció hace dos años? Las decisiones, a veces, requieren de un contexto. Como si fuera poco, este miércoles, el Superior Tribunal también resolvió ordenar el inicio de una amplia información sumaria a fin de recabar datos sobre la conducta del vocal del Tribunal de Juicio y Apelaciones de Gualeguaychú, Arturo Exequiel Dumón, también por una causa de violencia de género en su contra.
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