GEOPOLÍTICA

El iraní detenido en Entre Ríos cuenta los días para irse del país

29/06/2023

Keifi Mojtaba, el ciudadano iraní que lleva un año detenido en la provincia, será condenado en un juicio abreviado en el que admitió haber utilizado un documento de identidad que le pertenecía a otra persona. En unas semanas quedará en libertad y ha dicho que pretende irse del país. Una historia enigmática de la que se conocen apenas algunos retazos.

El iraní detenido en Entre Ríos cuenta los días para irse del país

Juan Cruz Varela
De la Redacción de Página Judicial

 

El aura misteriosa en torno a la figura de Keifi Mojtaba sigue vigente. Un espiral de enigmas, más allá de su identidad, todavía no ha sido develado sobre el ciudadano iraní detenido hace un año en Entre Ríos.

Keifi Mojtaba, que antes dijo llamarse Asan Azad, será condenado en un juicio abreviado en el que terminó reconociendo que intentó comprar un pasaje para viajar desde Concepción del Uruguay hasta Concordia con un documento nacional de identidad que correspondía a otra persona. Purgará una pena de un año y un mes de prisión y el 23 de julio quedará en libertad.

Es poco lo que se sabe sobre la historia de Mojtaba. Nació 1994 en Sabzevar, una ciudad de tradición agrícola del noreste de Irán, cercana a la frontera con Turkmenistán; anduvo por algunos países de Latinoamérica y recorrió varias provincias argentinas como mochilero. El resto es difuso.

Mojtaba había dicho que fue expulsado de Irán por su fe cristiana, que es contraria al régimen que los Ayatollah instalaron en 1979. Sin embargo, una vez develada su identidad, trascendió que tuvo en su país una causa por hurto y acaso haya sido esa y no otra la razón por la que dejó el país. Lo cierto es que sus huellas digitales ni la identificación por el iris del ojo figuran en ninguna base de datos de personas buscadas o sospechadas de haber cometido delitos, y tampoco Irán reclamó su extradición.

En su indagatoria en el Juzgado Federal dijo haber llegado a Venezuela en 2016, procedente de Estambul, y que allí solicitó la ciudadanía, pero le fue negada; después intentó nacionalizarse en Ecuador, tampoco lo consiguió y perdió sus papeles. Esos países, sin embargo, aseguran no tener registros de él. Luego, dijo, inició un derrotero que lo llevó por Perú, Bolivia e ingresó a caminando a la Argentina, presumiblemente, en 2021, por algún paso fronterizo no habilitado.

Se sabe que el 8 de octubre de 2021 fue demorado en La Rioja y en ese momento dijo ser palestino, pero no tenía documentación y se le labró un acta por una infracción migratoria. El 9 de diciembre fue interceptado por la Policía de Salta; en ese momento se presentó como afgano y se le tomaron las huellas dactilares.

Un informe policial lo ubica en los meses posteriores en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, dedicado a la recolección y venta de latas de aluminio. Su historia está construida sobre mitos y algunas medias verdades.

De Sabzevar a Concepción del Uruguay

Su aparición en Concepción del Uruguay está rodeada por el mismo halo misterioso.

El viernes 24 de junio, alrededor de las 10.40, el hombre altísimo, barba tupida y anteojos de miope se presentó en una ventanilla de la terminal, y con dificultad le dijo a la empleada de una empresa de transporte público:
–Concordia.
–12.50 –le dijo ella, con tono de voz pausado, al advertir que la persona a quien tenía delante suyo era extranjero–. Valor 950 pesos –agregó.

Sin mediar palabras, el hombre abrió la billetera y extrajo mil pesos. Ella los tomó y mientras lo hacía le solicitó una identificación. De la misma cartera extrajo una cédula argentina y se la extendió:
–Leal –dijo, monosílabo, mientras le entregaba a la empleada de la empresa de transporte el documento con ese apellido impreso.
–¡Este no sos vos! –exclamó ella al ver que la foto del documento no coincidía con el rostro que tenía ante sí–. ¿Pasaporte? –le insistió mientras el hombre negaba con la cabeza sin decir una palabra.

La mujer entonces le devolvió el documento, el dinero y lo vio irse. Fue un compañero de ella quien le advirtió al encargado de la terminal que “un masculino tenía intenciones de comprar un pasaje con una posible documentación falsa”. El resto es conocido.

El documento había sido denunciado como perdido tres semanas antes en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, lo que acaso permite suponer la presencia de Mojtaba en la metrópolis antes de iniciar una gira por Zárate, Gualeguaychú, Concepción del Uruguay, Colón, Concordia y, nuevamente, La Histórica.

Desde ese día, Mojtaba permanece detenido.

Ahora, con la certeza de que el 23 de julio quedará en libertad, Keifi Mojtaba ha comenzado a planificar un futuro fuera del país, tal vez en Brasil, aunque eso no depende exclusivamente de él.

Para poner fin a su detención, el ciudadano iraní admitió en un juicio abreviado haber utilizado un documento nacional ajeno. Pero está enojado. Su castellano es pobre, pero se hace entender y así se lo ha manifestado a los profesionales que lo visitaron en prisión. Se siente maltratado por los operadores judiciales que lo retuvieron por un delito menor, primero en una comisaría de Concepción del Uruguay, después en la Granja Penal de Gualeguaychú y finalmente en la cárcel de Paraná, luego de un confuso episodio que fue presentado como un intento de fuga, como si eso fuera posible para un ciudadano extranjero que habla mal inglés y peor español y desconoce la zona a casi treinta kilómetros de la ciudad más cercana.

A poco de haber sido detenido, la Red de Organismos de Derechos Humanos de Entre Ríos denunció que Mojtaba había sido estigmatizado “desde sectores políticos y mediáticos vinculándolo con el terrorismo internacional”, sobre lo que nunca hubo pruebas y quedó descartado tras consultar en bases de datos internacionales.

La defensora oficial Julieta Elizalde, que lo representó en el proceso judicial, realizó los trámites ante la Comisión Nacional para los Refugiados (Conare), que depende del Ministerio del Interior, para que se le otorgue la condición de refugiado y, de esta manera, pudiera recibir una documentación provisoria y asistencia. Pero ese trámite fue rechazado y al día de hoy Mojtaba no tiene documentos.

Nadie de la Embajada de Irán en la Argentina se ha contactado con Mojtaba para que pueda tramitar un nuevo documento y pasaporte ni ha reclamado su extradición; tampoco el Estado argentino ha emitido un documento de identidad a su nombre. Así las cosas, quedará en libertad sin trabajo ni un lugar donde vivir y con los 13.660 pesos que tenía en el bolsillo al ser detenido. De modo que su futuro sigue siendo incierto.