TRATA DE PERSONAS

La secta religiosa del Pastor Sergio que esclavizaba a fieles en un campo entrerriano

12/09/2022

Una denuncia anónima reveló el funcionamiento de una secta religiosa que captaba personas jóvenes en situación de vulnerabilidad y las obligaba a realizar tareas rurales en un campo ubicado en El Redomón, a unos cincuenta kilómetros de Concordia.

La secta religiosa del Pastor Sergio que esclavizaba a fieles en un campo entrerriano

Juan Cruz Varela
De la Redacción de Página Judicial

 

El Pastor Sergio fue sorprendido en lo que se sospechaba era un plan de escape. Prácticamente lo bajaron de un avión que lo depositaría en Madrid sin fecha confirmada de regreso y hoy está alojado en una celda.

Sergio Zigler, más conocido como el Pastor Sergio, fue detenido en el aeropuerto internacional de Ezeiza, junto con su mujer, cuando estaba a punto de iniciar un viaje a España. Está acusado del delito de trata de personas.

El arresto fue ordenado por la jueza federal de Concordia, Analía Ramponi, en el marco de una investigación sobre una organización que, bajo el funcionamiento de una secta, captaba personas vulnerables para explotarlas laboralmente en un campo de la localidad entrerriana de El Redomón, a unos cincuenta kilómetros de Concordia, donde fueron rescatadas doce víctimas, entre ellas tres menores de 16 y 17 años.

Además de Sergio Zigler y su pareja fueron detenidas otras dos personas, señaladas como los líderes de una organización que captaba a personas en situación de vulnerabilidad con el objetivo de congregarlas en reuniones supuestamente religiosas, con mensajes de fe y sobre la existencia de un dios que se comunicaba a través del falso pastor.

La investigación se inició en mayo pasado a partir de una denuncia anónima recibida en la línea telefónica gratuita 145 en la que se daba cuenta de la existencia de una “secta religiosa captaba a personas de bajos recursos del sur del Conurbano bonaerense y las llevaba a la provincia de Entre Ríos”. La secta funcionaba con el nombre de centro religioso ITI Jerusalem. La sigla significa Iglesia Tabernáculo Internacional (sic).

La investigación avanzó con el trabajo de los detectives de la Gendarmería que hicieron las veces de agentes reveladores, una especie de trabajo encubierto, quienes se contactaron con la comunidad religiosa y mostraron su interés en sumarse a la secta. De ese modo, lograron obtener información importante para avanzar y reconstruir el modus operandi de la organización criminal, se pudieron determinar los movimientos de los responsables y el mecanismo de captación de las víctimas.

Se pudo determinar que las víctimas eran personas con circunstancias familiares adversas, profundos estados de depresión, edades y situaciones socioeconómicas que las hacían vulnerables.

Las primeras reuniones se realizaban en una casa quinta llamada “El Rincón del Tío”, ubicada en la localidad bonaerense de Florencio Varela y allí los integrantes de la secta lograban obtener la confianza de sus víctimas y captar su atención, para luego trasladarlas a una estancia en la zona rural de Concordia.

En un campo ubicado en una pequeña localidad de quinientos funcionaba lo que llamaban centro religioso la Obra Misionera Vida en El Redomón. Allí los fieles debían cuidar ovejas, gallinas, cerdos y otros animales de granja, y prestar sus servicios en ferias abiertas al público, sin percibir ningún sueldo o remuneración e incluso sin siquiera mantener contacto con el dinero que se recaudaba.

Los miembros de la supuesta congregación, además, les retenían los documentos de identidad, documentación personal, sus teléfonos celulares y todo medio de contacto con el exterior. Las víctimas podían utilizar únicamente los teléfonos celulares de los “líderes” o “tutores” del establecimiento los días domingo y en un contexto vigilado.

Los fieles tampoco tenían libertad ambulatoria ni de comunicación exterior por sus propios medios, ya que el centro urbano más cercano al denominado centro religioso se encuentra a quince kilómetros.

Las visitas de sus familiares eran ocasionales y solo cuando los “pastores” las autorizaban, los encuentros se producían bajo total supervisión de los líderes y no se permitía el diálogo privado.

Incluso los únicos que tenían “el permiso” para conducir vehículos y el manejo de las redes sociales de la supuesta congregación religiosa eran aquellos miembros que estaban encargados de la custodia, denominados por las propias víctimas como “autoridades”. De ese modo, los líderes de la secta lograban el despojo de los arraigos familiares de quienes estaban sometidos a la organización.

Según testimonios incorporados en el expediente, “a los chicos les lavaban la cabeza, les hacían creer que dios les había dado un propósito, que toda su vida dependía de dios y no les dejaban usar sus teléfonos porque debían enfocarse en servir a dios sin distracciones”.

La fiscal Josefina Minatta, que llevó adelante la investigación, explicó que el hecho presupone una dinámica de reclutamiento como punto de partida y un proceso de captación en un contexto de persuasión espiritual. Las víctimas habrían sido trasladadas al predio de la iglesia “ITI Jerusalem” bajo el supuesto de que “dios las había elegido y las había enviado ahí”.

En el allanamiento realizado en el campo se secuestró una carabina marca Mahely calibre 22 con 163 municiones, varias cajas con distintos medicamentos y teléfonos celulares; y en otros procedimientos realizados en la provincia de Buenos Aires se incautaron diversos dispositivos de almacenamiento de datos, folletos de la supuesta iglesia, medicamentos, cuadernos y otros documentos.

Cuatro personas que integraban la congregación permanecen detenidas. Hay otros siete imputados que permanecen en libertad. Están acusadas por el delito de trata de personas con fines de explotación laboral, agravado por el abuso de una situación de vulnerabilidad, por ser más de tres víctimas, por la participación de tres o más personas y por existir víctimas menores de edad.