DESTITUCIÓN Y DESPUÉS

¿Cómo salir del pantano? El dilema del procurador y los supremos

31/05/2022

El procurador Jorge García declinó la invitación del STJ para debatir acerca de “preocupantes cuestiones de naturaleza institucional que involucran al Poder Judicial” derivadas de la destitución de Cecilia Goyeneche. Su salida deja algo más que un vacío y el desafío que tiene por delante es reconstruir su autoridad en un organismo que se ha revelado como anárquico. Las negociaciones y la trama para salvar a su segunda.

¿Cómo salir del pantano? El dilema del procurador y los supremos

Juan Cruz Varela
De la Redacción de Página Judicial

 

No habrá cumbre. Ni humo blanco ni pipa de la paz.

El procurador Jorge Amílcar Luciano García ha declinado la invitación del Superior Tribunal de Justicia (STJ) para debatir acerca de “preocupantes cuestiones de naturaleza institucional que involucran al Poder Judicial”.

El proceso que terminó en la destitución de Cecilia Goyeneche expuso de manera descarnada y públicamente las tensiones entre la Procuración General y la Sala Penal y de Asuntos Constitucionales. Todo lo que dice uno es rebatido por el otro.

García ve detrás de las polémicas decisiones del Jurado de Enjuiciamiento a Daniel Carubia, y todo eso explotó por los aires cuando Goyeneche denunció penalmente a dos integrantes de la Sala Penal, Carubia y Claudia Mizawak; a lo que se suman los ataques no tan públicos pero igual de furibundos contra el tercer integrante, Miguel Ángel Giorgio. Por eso esa relación no tiene vuelta atrás. Pero el procurador nunca rompió lanzas con el STJ y ha mantenido un canal de diálogo abierto con la presidenta, Susana Medina de Rizzo. Fue ella la gestora de la convocatoria, con la venia del resto de los miembros, en la búsqueda de una especie de tregua para recomponer la alicaída imagen que la sociedad tiene del Poder Judicial. “El sistema tiene que seguir funcionando; la sociedad no merece esto que está pasando”, le dijo un vocal a Página Judicial cuando todavía no se conocía el rechazo de García al convite.

Si esta simple presentación de los hechos resulta reveladora, más inquietante es una reseña de los personajes en pugna.

García es una figura clave en el Poder Judicial. Es el que decide a quién se investiga. También decide a quién no se investiga. Así lo impone el sistema acusatorio, vigente en la provincia desde 2009, que pone las investigaciones en cabeza de los fiscales. Probablemente su figura sea equiparable a la de los integrantes de la Sala Penal dentro de la estructura judicial entrerriana.

Pero el procurador se ha dedicado a jugar a la política desde su escritorio y delegó la gestión de la política criminal, como también las funciones administrativas, en manos de su segunda, Goyeneche; y su salida deja algo más que un vacío: deja trunco un proyecto que en algún momento la tuvo a ella como heredera natural de García.

En ese rol político, y mientras Goyeneche era tapa de diarios nacionales vinculados a Juntos por el Cambio y apuntaba directamente al gobernador Gustavo Bordet entre aquellos que promovían su destitución, García tejía tras bambalinas: buscó el apoyo explícito de Rogelio Frigerio, pero el diputado nacional y precandidato a gobernador se negó a dárselo, como contó Página Judicial. El mismo mensaje le hizo llegar Frigerio a Goyeneche. No quiere jugar este partido. Pero recibió presiones internas para saltar a la cancha y lo hizo cuando el jury estaba en marcha, con un comunicado que cuestionaba tibia y tardíamente el apartamiento del Ministerio Público Fiscal.

García habló también con Medina de Rizzo, buscó un acercamiento con el STJ y participó del acto de apertura del año judicial, que contó con la presencia del presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Horacio Rosatti.

Pero la jugada más osada del jefe de los fiscales fue buscar un salvoconducto para su segunda con interlocutores del Gobierno. Porque García, aun en los momentos de máxima tensión, tampoco rompió lanzas con el Gobierno. En la mesa de negociaciones se puso la posibilidad de correr a Goyeneche. ¿Pudo haber ido a la Cámara de Casación Penal en el lugar que en poco tiempo quedará vacante por la jubilación de Hugo Daniel Perotti? ¿Acaso el procurador pudiera ponerle una fecha a su jubilación? Rumores. Si esto no fuera una fábula, el petardeo constante de la procuradora adjunta en los medios conspiró contra cualquier gestión.

Hoy García tiene un dilema. Si el sentido común empujaría al procurador García a sentarse con los supremos para debatir aquellas “preocupantes cuestiones de naturaleza institucional”, la realidad le impone la necesidad de recomponer su autoridad ante un grupo de fiscales que parece movilizado en función de una esperanza: que la Corte Suprema devuelva a Cecilia Goyeneche a su cargo.