PARA LEER EN LA FERIA

Noemí Berros y una crónica a sangre fría sobre el crimen de Dalma Otero

10/01/2022

Es verano, mes de feria judicial y las letras del alfabeto griego nos acechan. En Página Judicial presentamos una nueva sección para evadirnos de la rutina a través de la literatura. Libros escritos entre expedientes judiciales o de la mente creativa de autores nuevos o no tanto. La segunda entrega es Delia y Helena, el primer libro de Noemí Berros, inspirado en el crimen de Dalma Otero y el tratamiento judicial del caso.

Noemí Berros y una crónica a sangre fría sobre el crimen de Dalma Otero

Juan Cruz Varela
De la Redacción de Página Judicial

 

“La escena era dantesca, incomprensible. Había mucha sangre por todas partes, en la puerta, en las paredes, en el piso. La pequeña Delia allí tirada, inmóvil, con su cabeza cerca de la puerta y sus piernas hacia el interior de la habitación. Recostada sobre el lado izquierdo de su cuerpo, con los ojos entreabiertos. Y, en el rostro, una expresión de paz usurpada”.

No hay nada de ficción en esas líneas. Delia no es un personaje surgido de la imaginación de Noemí Berros, sino que la jueza describe con crudeza y realismo el escenario en que fue hallada Dalma Otero, aquella tarde del 26 de marzo de 1997.

Noemí Berros no es escritora, pero escribe, como ella misma lo dice; Delia y Helena. Crónica de un femicidio y una vergüenza judicial es su primer libro. En palabras de Berros: “No es una novela. Tampoco un ensayo. ¿Es una novela no ficcional? ¿Un ensayo periodístico? ¿Una crónica? ¿Es un producto mestizo, un híbrido novela-ensayo? No lo sé y creo que, en realidad, poco importa. Carece de la desmesura, la fantasía y la ambigüedad propias de toda novela, aunque algo de ello tiene. Y no aspira a la precisión, la claridad o el rigor que caracterizan al ensayo periodístico, aunque no le falten”. Si hubiera que ponerle una etiqueta, el libro quedaría encasillado en el género de no-ficción, una suerte de relato novelado de hechos reales.

Es significativo que aparezcan dos nombres en el título: Delia es Dalma Otero, la víctima de violencia de género asesinada por sicarios contratados por su marido; Helena es Hebe López Osuna, víctima involuntaria de una falsa acusación, que sufrió 567 días en prisión a partir de esa fábula sostenida por una testigo de cargo y cuya usina principal era una oficina de la Policía de Entre Ríos.

Entonces no llama la atención que la imagen que ilustra la portada del libro sea la pintura La verdad saliendo del pozo, del francés Jean-Léon Gérôme, como una alegoría de una investigación policial-judicial que prefirió aceptar una mentira burda disfrazada con las ropas de la verdad.

El hilo conductor de Delia y Helena es un expediente judicial, aunque está narrado con la fantasía y las licencias que otorga la crónica literaria –los nombres, por ejemplo, han sido cambiados, aunque son fácilmente reconocibles para cualquiera, “por el dolor que provocaba su evocación”, según ella misma lo dice–, y el resultado es un libro que no está exento de ficción, pero supura verdad.

El libro aborda la violencia de género que soportó Dalma Otero durante los diecisiete años de matrimonio con Miguel Capobianco (Mariano Cappa en el libro), el único condenado como autor intelectual del crimen, un femicidio cometido en tiempos en que no se hablaba de femicidio, cuando la violencia de género permanecía ocultada; describe los actos violentos que sufrió Dalma Otero, desde el maltrato emocional, psicológico, insultos, golpizas.

Berros no es neutral. Noé Berría, como se presenta en el libro, fue la defensora de Helena durante todo el proceso judicial, y desde ese lugar desmenuza una investigación policial-judicial que desde un principio buscó, antes que la verdad, ofrecer resultados rápidos sobre un crimen atroz y el horror que vivió Helena por un tortuoso e injusto encarcelamiento. “Cualquier manual de epistemología judicial nos dice que el criterio de verdad de los enunciados fácticos se traduce por su correspondencia o adecuación con los hechos y la realidad”, explica Berros, y especialmente dura con la actuación del juez de instrucción Raúl Herzovich, a quien presenta en el libro como Roberto Herzog: “Daba la impresión de que el juez no apuntaba a escudriñar si aquellos dichos de Ángela (González, la testigo estrella) eran verdaderos, si se correspondían con la realidad, con lo sucedido, sino que acudía a la operación inversa: pretendía acomodar, ajustar, estirar o cortar la realidad para hacerla encajar en las palabras de Ángela convertidas así, por mérito del doctor Herzog, en un lecho de Procusto”.

En el final ensaya una serie de hipótesis sobre cómo pudo haber ocurrido el crimen. El lector sabrá entonces quiénes fueron los sicarios, a los verdaderos perpetradores del femicidio de Dalma Otero. Eso tampoco surge de su imaginación sino del expediente judicial y es también una crítica al sistema judicial que no quiso juzgarlos. Por eso, Delia y Helena es también un libro de denuncia y un deleite para los lectores.

Ficha

Delia y Helena. Crónica de un femicidio y una vergüenza judicial.
Autora: Noemí Berros.
Editado por Homo Sapiens Ediciones.
Paraná, diciembre de 2020.
482 páginas, 1.480 pesos.
Se consigue en Códice Libros, El Templo del Libro y Librería del Ateneo, entre otras.