JUSTICIA Y POLÍTICA
El día que le pintaron los dedos a Luis Miguel Etchevehere
19/11/2020
El ex ministro declaró durante casi dos horas en la causa por el vaciamiento de El Diario. Negó las acusaciones, dijo que las denuncias tenían como objetivo perjudicarlo en su carrera política y que se sentía compungido por la situación de los trabajadores despedidos porque entre ellos estaban sus hermanos.
Juan Cruz Varela
De la Redacción de Página Judicial
Le tocó a Luis Miguel Etchevehere abrir el desfile por tribunales. Tal vez el azar dispuso que fuera el primero de los ocho imputados por el vaciamiento de El Diario en tener que ir a dar explicaciones ante el juez de transición Carlos Ríos.
Advertido como estaba de que un grupo de ex trabajadores de El Diario, junto con su hermana Dolores, estarían esperándolo, ingresó poco antes de las 13, la hora de la cita. Lo hizo por una puerta lateral del palacio de tribunales que está reservada a los magistrados y funcionarios judiciales, sobre calle Santa Fe, acompañado por el abogado Rubén Pagliotto. De esa forma pudo esquivar a alrededor de cuarenta personas que se habían concentrado en la explanada, bajo el sol del mediodía.
Antes de sentarse ante el juez Ríos, el ex presidente de la Sociedad Rural y ex ministro de Agroindustria, pasó por el consultorio médico para que los profesionales realicen el examen obligatorio para constatar que estaba en capacidad de comprender lo que ocurriría unos minutos más tarde. De allí se dirigió a la alcaidía de tribunales para su identificación y le hicieron pintarse los dedos en la división de antecedentes penales.
Recién entonces se sentó ante el magistrado. En la oficina, además del juez y su secretario, estaban el fiscal Álvaro Piérola; los abogados Lisandro Mobilia y Patricio Cozzi, en representación de Dolores; y Pagliotto, su defensor, por supuesto.
Etchevehere escuchó la imputación y el juez Ríos le indicó las prerrogativas sobre declarar o no hacerlo, la posibilidad de responder preguntas o no y le hizo una expresa aclaración de que si decidía abstenerse, el silencio no sería tomado como prueba en su contra. Dijo que iba a declarar y que respondería todas las preguntas.
La imputación dice que en abril de 2012 el empresario santafesino Walter Grenón, que detentaba la mayoría de las acciones de Sociedad Anónima Entre Ríos –editora de El Diario– y el grupo Etchevehere (Luis Miguel, Sebastián y Juan Diego, y la madre de ellos, Leonor María Magdalena Barbero Marcial) llegaron a un acuerdo para retirar los inmuebles que integraban la empresa por un valor equivalente a su participación accionaria.
El plan consistía en transferir todos los inmuebles de SAER a las sociedades Nexfin SA y Arroyo Ubajay SA, que integraba Grenón; y Construcciones del Paraná SA, cuyos únicos accionistas eran los Etchevehere.
La transferencia de los inmuebles se concretó recién entre agosto y septiembre de 2012, porque antes hubo que salvar el problema que significaba la falta de capacidad económica de Construcciones del Paraná, una sociedad creada al solo efecto de recibir los inmuebles, y lo hicieron por dos vías: por un lado, a través de la Asociación Mutual Unión Solidaria (AMUS), una financiera a través de la cual Grenón ya venía financiando a El Diario; y por otro lado, mediante la utilización de créditos que había recibido la empresa Las Margaritas SA, el conglomerado agrícola y ganadero de la familia, que fueron desviados a cuentas personales de sus integrantes.
Entre enero y septiembre de 2012 la financiera de Grenón le concedió once préstamos a Construcciones del Paraná SA por un monto total de 5.093.179,14 pesos, por los cuales debería pagar intereses por 1.532.132,14 pesos.
A su vez, Las Margaritas SA recibió un crédito de 250.000 dólares –1.060.000 pesos a valores históricos– del Banco Itaú que la entidad tenía disponible para empresas exportadoras. El 29 de julio de 2011 ingresaron 200.000 dólares y el 12 de agosto se acreditaron otros 50.000 dólares. Pero ese dinero fue desviado a las cuentas personales de los socios y de allí pasó a dos cuentas de SAER, que a su vez lo utilizó para el pago de sueldos y otros gastos. De esa manera, compensaron la capitalización que antes había hecho Grenón y no había sido correspondido proporcionalmente por los Etchevehere.
Entonces desplegaron un movimiento circular del dinero en danza para simular las operaciones inmobiliarias. ¿Cómo funcionaba? Por cada escritura de venta de un inmueble, se confeccionaba un contrato de mutuo, emitido por la mutual, que hacía las veces de prestamista, y se emitía un cheque a nombre de Construcciones del Paraná; inmediatamente la sociedad endosaba esos valores a favor de SAER por la escrituración de cada inmueble y SAER derivaba los cheques a la mutual. Lo que ocurría entonces era que los cheques volvían a quien los había emitido y las propiedades cambiaban de dueños, aunque solo de manera formal, porque salían del patrimonio de SAER y pasaban a pertenecer a otras empresas cuyos miembros eran los mismos socios de SAER.
Estaba tan ansioso el ex ministro Etchevehere que empezó a escupir palabras a borbotones. Su declaración duró casi dos horas; respondió todas las preguntas, rechazó las acusaciones, aportó documentación que respaldaría cada operación y dijo que las denuncias tenían como objetivo perjudicarlo en su carrera política.
Según pudo reconstruir Página Judicial, dijo sentirse compungido por la situación de los ochenta trabajadores despedidos de El Diario porque en ese listado, dijo, estaban sus hermanos Sebastián y Juan Diego (sic).
También negó que El Diario estuviera descapitalizado e intentó explicar que el traspaso de inmuebles a sociedades que integraban los socios de SAER fue en realidad una estrategia para salvar al matutino; aseguró que el crédito con el Banco Itaú se tomó para un proyecto productivo que no pudo concretarse por una sequía que hubo en esos años, y que fue reconocida por un decreto que declaró el desastre agropecuario en gran parte de la provincia –las resoluciones administrativas, en realidad, no incluyen a las zonas donde están los campos familiares–, y terminó admitiendo que el dinero fue a parar a manos de los socios –menos Dolores–, algo que, según dijo, estaba permitido por el estatuto de Las Margaritas SA.
“Dice que no hubo un perjuicio económico para SAER, pero terminó reconociendo los hechos, es decir, los reconoce pero abre un paréntesis diciendo que no hubo perjuicio económico, que es lo que requiere el tipo penal de la estafa. Pero en definitiva reconoce los hechos”, resumió el abogado Patricio Cozzi, consultado tras la indagatoria.
La declaración concluyó poco después de las 15. Como había sido videograbada no se leyó al imputado ni se registró en papel, y el ex ministro se retiró sigiloso y en silencio, como había llegado, por la puerta del costado para esquivar la protesta.
El desfile continuará la semana próxima. Este jueves está citada a prestar declaración indagatoria Viviana Grenón, la hermana de quien fuera titular de la mayoría accionaria. Sebastián y Juan Diego Etchevehere deberán atravesar el mismo derrotero que el ex ministro el martes 24 de noviembre; Germán Buffa, representante de la mayoría accionaria en el directorio de El Diario, está citado para el jueves 26 de noviembre; Walter Grenón deberá comparecer el 2 de diciembre; y Luis Alberto Guevara, otro directivo de El Diario, deberá presentarse el 22 de diciembre. El magistrado no ha establecido fecha para la declaración de Leonor Barbero Marcial.