PESIFICACIÓN

El jubilado que sigue reclamando por sus ahorros atrapados en el corralito

30/09/2020

Un jubilado exige al Nuevo Banco de Entre Ríos SA que le pague la diferencia que perdió por la pesificación de sus ahorros en dólares tras la salida de la convertibilidad. La entidad cuestiona su legitimación para estar en juicio y ahora la Cámara Federal de Apelaciones le dio la razón. Pero el litigio sigue abierto y sin resolución. Escuchalo en Audionoticias.

El jubilado que sigue reclamando por sus ahorros atrapados en el corralito

Juan Cruz Varela
De la Redacción de Página Judicial

 

La siguiente no es una noticia vintage.

Los argentinos tienen marcada en la memoria el día en que Domingo Cavallo anunció que habría restricciones para retirar el dinero que los ahorristas tenían depositado en los bancos. Era el año 2001 y había inventado el corralito bancario.

Aquella medida, que desató una enorme protesta social, venía a detener, de un modo legalmente cuestionable, la sangría de capitales que padecía el sistema financiero debido a la desconfianza en la solidez de las entidades; aunque el problema alcanzaba a toda la economía argentina, con altas tasas de desempleo y pobreza, fuga de capitales, endeudamiento y otros males que harían estallar por los aires al gobierno.

Veinte años después, el corralito sigue vigente, al menos en los tribunales.

Recientemente, la Cámara Federal de Apelaciones de Paraná rechazó una demanda promovida contra el Nuevo Banco de Entre Ríos SA por un jubilado –ya fallecido–, a quien le pesificaron en forma compulsiva sus depósitos en dólares, en el año 2002. Sus herederos todavía reclaman que se les reconozca la diferencia entre las sumas percibidas y las que le corresponderían por la aplicación de una fórmula establecida en su momento por la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

Como si no faltaran condimentos para embarullar un poco más el asunto, hay que considerar el hecho de que la demanda fue promovida contra una entidad que ya no existe, y ahí radica el centro de una discusión que sigue abierta en los tribunales.

La fuga francesa

Hacia finales de 2001, cuando se estableció el corralito financiero, el hombre tenía seis depósitos en plazo fijo en dólares en el Banco de Entre Ríos SA, que era en ese momento controlado por el grupo francés Crédit Agricole.

Con la salida de la convertibilidad, ese dinero fue pesificado a 1,40 pesos por dólar. El hombre asegura que la pesificación fue compulsiva y entabló una demanda para que se le reconociera la diferencia entre las sumas percibidas y las que le corresponderían por aplicación de una fórmula que preveía un ajuste con el Coeficiente de Estabilización de Referencia (CER), más un interés del 4 por ciento anual (no capitalizable). De esa forma, sus valores en pesos se ajustarían a lo que tenía efectivamente en dólares.

Mientras se daba ese proceso, el grupo francés que controlaba el Banco de Entre Ríos SA huyó del país. Para evitar la caída de la entidad, el Banco Nación se hizo cargo de las operaciones de la entidad por unos meses, hasta la conformación de lo que sería el Nuevo Banco de Entre Ríos SA. La diferencia, que parece sutil, es enorme porque se trata de una entidad distinta de la anterior, con otra composición accionaria, aunque heredera de una parte de la clientela, con sus activos y pasivos.

El Nuevo Banco de Entre Ríos SA asegura haber heredado una caja de ahorro en pesos a nombre del ahorrista jubilado, con una determinada cantidad de dinero, pero que desconoce la procedencia porque al momento de iniciar sus operaciones, luego de la intervención del Banco Nación, los plazos fijos ya habían sido desafectados.

Como se dijo, la Cámara Federal de Apelaciones de Paraná rechazó la demanda promovida contra el Nuevo Banco de Entre Ríos SA. Lo hizo en un fallo dividido y sin analizar la cuestión de fondo.

Lo que dijo el tribunal, con voto de Mateo Busaniche y Cintia Gómez, es que el Nuevo Banco de Entre Ríos SA carece de legitimación pasiva para intervenir en la causa. Esto es así, según los jueces, porque tras la salida del grupo Crédit Agricole se dispuso la constitución de otra sociedad anónima, con la participación del Banco Nación, para que opere como una entidad financiera destinataria de los activos y pasivos privilegiados; y se autorizó al Banco Central a integrar esta nueva sociedad, lo que finalmente se produjo, con la explicitación de que se trataba de la creación de una nueva entidad. En idéntica situación estaban el Banco del Suquía y el Banco Bisel, que pertenecían al mismo grupo.

La falta de legitimación pasiva se presenta cuando el demandado no es titular de la relación jurídica substancial en que se funda la pretensión. Para decirlo más claramente, esto significa que la demanda no se presentó contra quien correspondía, que debería ser, eventualmente, el grupo francés Crédit Agricole. Ese ha sido el argumento del Nuevo Banco de Entre Ríos SA.

En cambio, la jueza Beatriz Aranguren opinó diferente. Dijo que existe una continuidad en la relación entre el Nuevo Banco de Entre Ríos SA y el anterior Banco de Entre Ríos SA, por eso los fondos depositados en dólares por el jubilado fueron pesificados, transferidos y desafectados a la nueva entidad. “Es dable recordar que el Nuevo Bersa se creó durante la emergencia económica para continuar con el giro bancario de su antecesora que se declaró en liquidación, por lo que, al mantener toda su clientela con sus respectivos activos y pasivos, debe afrontar las consecuencias de tal situación”, advirtió la magistrada.

Lo cierto es que, veinte años después, ese engendro que fue el corralito sigue vigente.

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