EN LAS REDES

El día que un estudiante entrerriano amenazó con matar al Presidente

22/06/2020

Un mensaje en la red social Facebook de Mauricio Macri encendió las alarmas en la seguridad presidencial e inmediatamente se dio intervención a la Policía Federal para rastrear el origen de la ¿amenaza? El rastreo llevó a un adolescente entrerriano que dio una explicación típica. Escuchalo en Audionoticias.

El día que un estudiante entrerriano amenazó con matar al Presidente

Juan Cruz Varela
De la Redacción de Página Judicial

 

Era el 8 de mayo de 2018. Mauricio Macri transitaba el que sería el último año y medio de mandato y acababa de anunciar que había iniciado conversaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para pedir un financiamiento en medio de una fuerte devaluación y una fuga de capitales que su gobierno no lograba contener.

“De manera preventiva he decidido iniciar conversaciones con el Fondo Monetario Internacional para que nos otorgue una línea de apoyo financiero”, anunció el Presidente en un mensaje grabado que se difundió ese martes a media mañana.

La vuelta al organismo internacional después de doce años generó sorpresa en el arco político y un gran revuelo entre las organizaciones sociales que ya venían alertando sobre el impacto de la crisis en los sectores populares.

Entre la ola de críticas que llovían de la oposición, en esas horas, el Presidente recibió un mensaje inquietante en su cuenta personal de Facebook:
–Sos un hijo de re mil puta, qué querés que te diga. No llegas a fin de año, y si lo hacés, lo hacés con un tiro en la frente; te lo digo posta. Saludos, forro.

El mensaje encendió las alarmas en la seguridad presidencial, e inmediatamente se dio intervención a la División Delitos Tecnológicos de la Policía Federal para rastrear el origen de la ¿amenaza? Se hicieron tareas de “cyberpatrullaje” en forma manual, sin utilizar ningún software, se informó, mediante consultas en motores de búsqueda y utilizando herramientas disponibles en forma gratuita en internet; y el rastrillaje electrónico llevó a los investigadores hasta un usuario en la provincia de Entre Ríos.

Además, la red social Facebook tiene un conjunto de normas que regulan el comportamiento que deben tener los usuarios, definen qué contenidos se pueden compartir y qué tipo de mensajes se consideran insultos, calumnias o difamaciones. La mayoría de los usuarios no conoce este manual ni que tras una posible amenaza hacia otra persona, la plataforma revisa detenidamente los reportes de lenguaje intimidatorio para identificar posibles peligros contra la seguridad pública o personal.

La conclusión fue que el mensaje salió de la cuenta de un joven que en ese momento tenía 17 años, deportista, que cursaba el colegio secundario con las mejores calificaciones y vivía con sus padres en una localidad del centro de la provincia.

¿Debe tomarse en serio el mensaje de un adolescente en la cuenta pública de un gobernante? Sea cual fuere la respuesta, el joven fue acusado por los delitos de amenazas e intimidación pública.

El joven reconoció ser usuario de la red social Facebook, que el mensaje había salido de su cuenta personal y que nadie más tenía acceso a ella, pero que un tiempo atrás había advertido que lo habían hackeado y que lo mismo le pasó a un hermano. Sin embargo, la investigación determinó que el mensaje que se califica como intimidatorio fue enviado desde la dirección de IP asignada a la casa familiar. “No tengo motivos para amenazar al Presidente de la Nación, no tengo nada en su contra; yo no escribí ese mensaje…”, se defendió el adolescente. “Si algún día lo cruzara o estuviera en la misma habitación, lo saludaría cordialmente, como persona educada, porque no tengo nada en su contra”, agregó en su indagatoria ante el juez Leandro Ríos.

Existe un antecedente que es espejo: una estudiante salteña deberá cumplir un año de tareas comunitarias por haber publicado en la red social Facebook que iba a disparar con un arma de fuego contra el ex Presidente.

En este caso podría ser que la causa judicial muera en algún anaquel o no le implique mayores consecuencias al adolescente, pero deja un doble mensaje: en las redes sociales todo es público y lo que allí se dice se puede rastrear hasta detectar quién lo dice; más allá del impacto judicial que pueda tener.

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