DERECHOS HUMANOS
Habilitan a un médico condenado por torturador para que pueda volver a ejercer
14/05/2020
El médico Hugo Mario Moyano, condenado por delitos de lesa humanidad, fue nuevamente habilitado para ejercer como otorrinolaringólogo. Ello a pesar de que está detenido bajo arresto domiciliario acusado por delitos de la dictadura. Los organismos de derechos humanos pidieron al Ministerio de Salud que se revoque su permiso.
Juan Cruz Varela
De la Redacción de Página Judicial
El doctor volvió a colocarse la chaqueta.
La Superintendencia de Servicios de Salud rehabilitó al médico torturador Hugo Mario Moyano para que pueda volver a ejercer y el Círculo Médico de Paraná reinscribió su nombre en las cartillas de prestadores de las obras sociales.
La noticia se conoció a través de un comunicado de la Obra Social del Personal de Prensa de la República Argentina (Osspra) y motivó una generalizada ola de repudios por parte de víctimas de la represión ilegal y organismos de derechos humanos. Incluso la Osspra rechazó la incorporación de Moyano a su grilla de prestadores.
Moyano fue condenado a diez años de prisión e inhabilitación absoluta y perpetua como coautor de los delitos de imposición de severidades, vejaciones y apremios ilegales en perjuicio de cuatro víctimas e imposición de tormentos agravados de otros tres detenidos políticos durante la última dictadura cívico-militar. Cumplió esa condena en prisión domiciliaria, pero continúa detenido por otra causa que está a despacho para que se dicte sentencia, con un pedido para que sea condenado a veinte años de prisión.
El médico hizo primero el planteo ante el juzgado federal, señalando que “no existe impedimento legal para ejercer el arte de curar”, en diciembre del año pasado, y luego hizo lo propio ante los organismos administrativos.
En la provincia no existe un colegio médico, por lo que las habilitaciones corren por cuenta del Ministerio de Salud, y de la Superintendencia de Servicios de Salud. Según pudo saber Página Judicial, integrantes de los organismos de derechos humanos se comunicaron con la ministra Sonia Velázquez y le adelantaron que en las próximas horas impugnarán la habilitación para que Moyano pueda ejercer libremente la profesión.
En las cartillas de prestadores de las obras sociales el nombre de Moyano aparece como profesional que atiende en los Consultorios Médicos Paraná, en calle 9 de Julio 329, donde tenía consultorio hasta que fue detenido en el año 2009.
Agente civil médico
Moyano nació en Santa Fe hace 71 años. Llegó a Paraná en 1973, con 24 años, y enseguida comenzó a trabajar como médico de la Fuerza Aérea Argentina, según dijo, “por la sola razón de una necesidad económica”. La misma motivación lo llevó, en 1976, ya consumado el golpe militar, a ingresar al Servicio Penitenciario como médico de las cárceles paranaenses. “Era muy joven, recién recibido, necesitaba trabajar, hacerme de un buen nombre en la sociedad”, diría hace unos años ante la justicia.
Atravesó la etapa más dura de la represión ilegal como agente civil de la Fuerza Aérea, hasta 1979, y abandonó su tarea en las unidades penales recién cuando el gobierno constitucional lo obligó a optar entre eso y su trabajo en los hospitales públicos.
Ex presos políticos contaron que mientras estaban en cautiverio eran retirados de las cárceles de Paraná y trasladados al centro clandestino de detención que funcionó en el Batallón de Comunicaciones, a una casa de torturas que había en cercanías de la Base Aérea o dentro mismo de la unidad penal, donde también eran sometidos a tormentos. La presencia de Moyano ha sido señalada con frecuencia en esos lugares e incluso en los libros de guardia del Servicio Penitenciario constan también las salidas de los detenidos políticos para ser atendidos en el Hospital Pasteur, donde trabajaba Moyano.
En el plenario de la megacausa Área Paraná, Mariana Fumaneri, ex detenida política, contó que estando en la cárcel, una compañera de cautiverio, Gloria Tarulli, debió ser atendida por una descompostura. El médico de la unidad penal era Moyano, a quien Fumaneri describió como un hombre alto, bien peinado y con “olor a limpio”, como si acabara de salir de la ducha. “Sentí que era la misma persona” que la había revisado mientras la torturaban en los calabozos del Escuadrón de Comunicaciones del Ejército.
Precisamente por las torturas que sufrió Tarulli, entre agosto y octubre de 1976, es que Moyano estaba con prisión preventiva.
La ex detenida política dijo haber visto a Moyano cuando era torturada en la casita de la Base Aérea. Relató que le aplicaron picana eléctrica en distintas partes del cuerpo y en las encías, mientras estaba desnuda y atada de brazos y piernas a un camastro.
Los verdugos se burlaban y le decían:
–Te vamos a sacar la epilepsia, hija de puta.
En esas circunstancias escuchó la voz gruesa de Moyano:
–Paren, paren que viene el infarto –les dijo el médico en varias oportunidades, hasta que la mujer perdió las fuerzas y se desmayó.
Volvió a verlo en la casita, en la casa del director –otro sitio de torturas– y también la cárcel de mujeres, donde la atendió por un ataque de epilepsia y le dijo que no tenía nada, por lo que no le dio ninguna medicación ni tratamiento.
Esos hechos constituyen la acusación de la denominada causa Área Paraná II, en la que está detenido con prisión preventiva y bajo arresto domiciliario. Los abogados Lucía Tejera, Sofía Uranga y Marcelo Boeykens, que representan a las víctimas, pidieron una condena de veinte años de prisión por los delitos privación ilegítima de la libertad e imposición de tormentos. La jueza Beatriz Aranguren tiene el expediente a despacho para dictar sentencia.