GATILLO FÁCIL

Harán pericias para saber cómo mataron a Gabriel Gusmán

30/10/2019

Los fiscales solicitaron una serie de pericias para determinar científicamente las circunstancias en que se produjo la muerte del joven de 20 años. Del resultado, se presume, dependerá que los policías sospechados del crimen sean citados a declarar.

Harán pericias para saber cómo mataron a Gabriel Gusmán

De la Redacción de Página Judicial

 

Gabriel Gusmán murió por un disparo policial. Lo mataron por la espalda. Un policía lo mató por la espalda. Rodrigo Molina o Diego Íbalo, uno de ellos efectuó el disparo que se cobró la vida del joven aquel 25 de septiembre de 2018.

Un año después los fiscales Juan Francisco Ramírez Montrull y Gonzalo Badano solicitaron a Gendarmería que realice una serie de pericias tendientes a determinar la trayectoria del disparo que le provocó la muerte a Gabriel Gusmán, la posición del cuerpo y el lugar en que se encontraba al momento de recibir el disparo, como así también la ubicación de quien efectuó el disparo y la distancia que había entre uno y otro.

Del resultado de esas pericias, se presume, dependerá que los policías sospechados de cometer el crimen sean formalmente imputados y citados a declarar, como vienen reclamando los abogados José Iparraguirre y Lucía Tejera, representantes de la familia del joven.

La medida, que se presume como un avance en la investigación, se dispuso el 24 de octubre, es decir, trece meses después de un homicidio al que los familiares del joven no dudan en calificar como un caso de gatillo fácil.

Por el hecho están sospechados los policías Rodrigo Molina y Diego Íbalo, que ese día se presentaron a bordo del Móvil 1021 de la Policía de Entre Ríos para disuadir una disputa entre vecinos del barrio Capibá, en la zona sur de la ciudad de Paraná.

De acuerdo con el relato de testigos, los policías persiguieron a Gabriel hasta un terreno baldío, le dieron la voz de alto y, al verse cercado, el joven se detuvo y levantó los brazos. En ese momento, el que describen como “el más bajito y morocho”, que sería Molina, se bajó del patrullero, corrió, se afirmó sobre un poste ubicado en el lado izquierdo del terreno, apoyó una rodilla en el piso como en posición de tiro, apuntó y disparó.

Los policías estuvieron unas horas detenidos y cuando fueron liberados hubo una ruidosa celebración pública que incluyó el sonar de sirenas por las calles de la ciudad.

Trece meses después, siguen en situación de sospechosos, ya que no han sido imputados. Es que no se ha podido determinar con rigor científico cuál de ellos efectuó el disparo que mató a Gabriel Gusmán, y eso ha sido así por la ¿negligencia? en la recolección de las pruebas. Por ejemplo, no se pudo determinar si tenían residuos de pólvora en las manos o en la ropa por irregularidades en la toma de muestras y el arma de uno de ellos (Molina) no presentaba restos de deflagración de pólvora, a pesar de que en el lugar se hallaron dos vainas servidas que se corresponden con esa arma.