CONTRATOS TRUCHOS

Las sospechas policiales antes del escándalo

05/04/2019

Un policía admitió que la investigación sobre los tarjeteros venía de antes de aquel 20 de septiembre y dijo que en los días previos avisó a algunos compañeros sobre las maniobras raras en cajeros automáticos. Qué dijo el agente ante los fiscales.

Las sospechas policiales antes del escándalo

Federico Malvasio
De la Redacción de Página Judicial

 

Hugo Mena no dijo nada que pueda llegar a perforar el ideario que cualquiera podía hacerse antes de prender la cámara. Se defendió con todas las herramientas que tuvo a mano pero no señaló a nadie.

Es de manual no prender el ventilador, y mucho menos antes de tiempo. No lo hizo Hugo Righelato, quien purgó una condena en la cárcel. Tampoco lo hicieron Mario Yedro, que también durmió en una unidad penal; ni Félix Abelardo Pacayut, que tuvo sus últimos días de vida yendo y viniendo de la casa a un pabellón. Domingo Daniel Rossi denunció a la Justicia una vez condenado y en libertad. Héctor Alanis fue otro que se llamó a silencio. En resumen: dos ex vicegobernadores, un funcionario y dos espadas parlamentarias guardaron para sí lo que sabían. Un cuadro perfecto de cómo funciona el sistema en Entre Ríos. Un grupo saquea fondos públicos y después, en caso de llegar “la Justicia”, se empieza a analizar quien paga. Con un dirigente tras las rejas es suficiente para que en el Poder Judicial no tengan culpa por la intangibilidad.

Mena debe estar pensando de qué manera mejorar su situación, que no tendrá otro destino que la unidad penal. Como obrero de la asociación ilícita que sustrajo 1.235 millones de pesos durante diez años, según sostiene el Ministerio Público Fiscal, el hombre dejó algunas sugerencias en la entrevista con Página Judicial. Algunas de ellas pueden impactar más en Casa de Gobierno que en los tribunales.

Mena abona una teoría que circuló en las primeras semanas después de que se conociera el escándalo. Se dijo en su momento que alguien cantó para que estallara por los aires el sistema que beneficiaba con inmensa cantidad de fondos públicos a varios, incluso sin distinción de partidos.

¿Qué le habrá llamado la atención al policía del cajero ese 20 de septiembre para convertir en sospecha una maniobra que se hacía todos los meses durante años? Esa pregunta retumbó en la primavera pasada. Mena también huele a entrega. “¿Y si esto se venía investigando desde antes esto?”, dijo a modo de pregunta ante la cámara.

Si es cierta esa hipótesis, seguramente quien ideó todo no haya tenido noción de las consecuencias. El caso de los contratos truchos impacta en los tres poderes del Estado.

El grupo de policías que actuó en las detenciones de Flavia Marcela Beckman, Esteban Ángel Alberto Scialocomo y María Victoria Alvarez estaba integrado por Fabián Edgardo Candapay, Fernando Villaverde, Cintia Criscione y Blanca Ramírez.

Pero el hombre clave es César Javier García.

Relatos

El policía fue entrevistado por los fiscales Ignacio Aramberry y Patricia Yedro el día 26 de septiembre, es decir, seis días después se que se iniciara el legajo judicial.

El 20 de septiembre, los policías detuvieron a Beckman luego de detectar maniobras sospechosas aparentemente en un cajero del Banco de Entre Ríos SA. Allí, se afirmó en su momento, comenzó la película. En resumen, con un agente perspicaz que advirtió algo raro.

Ante los fiscales, el agente aclaró que había visto movimientos sospechosos en la sucursal Don Bosco, en Avenida Ramírez, entre las calles Dupuy y Don Bosco. El domingo 16 de septiembre se lo comentó a Candapay, que es vecino suyo y es especialista en delitos económicos. Éste le respondió que cuando volviera a ver esas maniobras que le generaban sospechas lo llamara y así lo hizo cuatro días después.

“Lo veníamos viendo”, declaró ante una pregunta de Aramberry sobre la situación que se advertía. “Metían y sacaban, miraban el celular… cosas así”, agregó. Incluso García reveló que esa situación en el cajero venía advirtiéndose desde dos o tres meses antes y precisó que los tarjeteros se movilizaban en una camioneta Toyota Hilux color gris.

El 20 de septiembre, el Día D de la trama, García volvió a encontrarse con los tarjeteros haciendo su trabajo y enseguida llamó a Candapay, pero cuando éste llegó al lugar los sospechosos ya se habían ido. Pero García tenía una solución:
–No llegaron a tiempo, pero le di un papel con el número de la patente que la había pedido al 911 el mes anterior –declaró García.
–¿Alguien del banco estaba al tanto de que estas personas hacían esto? –le preguntó el fiscal Aramberry.
–Con el que hablamos siempre es con el de seguridad privada.
–¿Y del banco?
–Yo le dije al muchacho de seguridad –insistió García.

Solo la Policía y la empresa de seguridad tenían algunos elementos para pensar que algo raro estaba pasando.