Dos enfermeras anotaron el ingreso de los hijos de Raquel Negro al IPP

19/09/2018

Juan Cruz Varela De la Redacción de Página Judicial Los procesos judiciales en los que se juzgan los delitos de la dictadura se sostienen en el valor de la palabra; en los aportes que muchas veces hacen personas sencillas, protagonistas involuntarios que se animan a verbalizar lo que otros callan. Como otras veces, la memoria

Dos enfermeras anotaron el ingreso de los hijos de Raquel Negro al IPP


Juan Cruz Varela
De la Redacción de Página Judicial


Los procesos judiciales en los que se juzgan los delitos de la dictadura se sostienen en el valor de la palabra; en los aportes que muchas veces hacen personas sencillas, protagonistas involuntarios que se animan a verbalizar lo que otros callan.

Como otras veces, la memoria y la desmemoria, el compromiso y el desinterés, van moldeando un relato que no es otra cosa que la búsqueda de la verdad, una verdad que en este caso se resume en una pregunta: ¿Dónde está el mellizo Valenzuela Negro?

Las enfermeras han sido clave para reconstruir esta historia.

Por ellas se sabe que estos mellizos, como todos los niños que pasaban por el Instituto Privado de Pediatría (IPP), fueron registrados al ingresar y egresar del centro asistencial. La nena fue anotada como “López, Soledad” el 4 de marzo de 1978 y el varón como “López, NN” el 10 de marzo de ese mismo año. “Alguien” se encargó de llevarlos hacia allí y “alguien” los retiró, el 27 de marzo, cuando otro “alguien” les dio el alta.

Las enfermeras sabían que los mellizos venían derivados del Hospital Militar y que su madre era una detenida política, una “subversiva” o “terrorista”, como buena parte de la sociedad la catalogaba entonces a Raquel Negro.

Las enfermeras lo saben muy bien y, de hecho, son ellas quienes han aportado datos esenciales en el juicio que terminó con la condena a la patota del Destacamento de Inteligencia 121 de Rosario y también para sentar en el banquillo a los médicos Miguel Alberto Torrealday, David Vainstub y Jorge Eduardo Rossi, propietarios del IPP, acusados de haber integrado la cadena de sustracción y sustitución de identidad de los mellizos.

Pero hay dos de ellas que tal vez sepan algo más.

Tal vez la punta de esa enmarañada madeja podría estar en el “Libro de Producción”, esa especie de bitácora del IPP donde quedó asentado el ingreso y egreso de los mellizos. De acuerdo con ese libro, los bebés fueron derivados desde el Hospital Militar y permanecieron internados durante veinte días hasta que recibieron el alta. En los registros también quedó asentado que el “Hospital Militar” pagó 71.500 pesos por la atención de la nena y 35.750 pesos por el varón. En cambio, no se consignó quién los ingresó ni quién los retiró.

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Ahora se sabe que fueron dos enfermeras del IPP quienes anotaron el ingreso de los mellizos, derivados del Hospital Militar, en aquellos días oscuros: Stella Maris Cuatrín y Marta Ofelia Gómez. Ese dato, revelador por cierto, surgió de una pericia caligráfica realizada por Gendarmería Nacional, y puede marcar un giro trascendental en esta historia. Tanto que a raíz de esta “contradicción evidente”, el juez Roberto López Arango hizo lugar a un pedido efectuado por los acusadores y citó nuevamente a las enfermeras para este jueves a fin de que brinden las explicaciones del caso.

Gómez, que hace algunas semanas había jurado y perjurado que en marzo de 1978 ya no trabajaba en el IPP, fue quien registró el ingreso del mellizo varón. De su puño y letra anotó “López NN” en la columna correspondiente al apellido y nombre, “H Militar” en donde se consignaba la mutual del paciente y “10-3-78” como fecha de ingreso.

El ingreso de la nena, en tanto, fue registrado por Cuatrín, que en el juicio aseguró que no conocía el libro de ingresos y egresos cuando le fue exhibido. La pericia determinó que ella anotó el nombre de “López, Soledad”, en el casillero correspondiente a la mutual escribió “Hospital Militar” y como fecha de ingreso anotó “4-3-78”. Esto la compromete porque en el juicio realizado en 2011 declaró que ella no tomaba los datos de los pacientes porque ya venían de administración, dijo que las enfermeras solo transcribían esa identificación en la cunita e incluso recordó el caso de dos bebés mellizos y que uno de ellos figuraba como “NN” en la incubadora.

Hasta ahora, los médicos y las enfermeras del IPP venían sosteniendo que la confección del libro estaba a cargo Laura Marizza, que era la encargada de todas las tareas administrativas en la clínica en los primeros años. La mujer está fallecida. Incluso Torrealday llegó a decir que su labor era “desprolija” y eso generaba un caos en los libros de la clínica.

Ahora el perito Ricardo David Herrera descartó al menos que fuera ella la única que realizaba anotaciones en el libro. Lo que no pudo establecer, sin embargo, es quién consignó el alta de los mellizos, el 27 de marzo de 1978 en ambos casos. A ese respecto, consignó en el informe que “se reconocen cuatro puños escritores en la confección de la columna alta”, pero descartó que fueran Gómez y Cuatrín.