NARCOTRÁFICO

La pareja de Celis dijo que Varisco y Gainza eran compradores de cocaína

27/06/2018

Luciana Lemos amplió su declaración indagatoria y, según pudo saber Página Judicial, reconstruyó cómo era el vínculo de Daniel Tavi Celis con el intendente Sergio Varisco, los concejales Pablo Hernández y Emanuel Gainza y a la policía provincial Griselda Bordeira. Dijo que los funcionarios compraban cocaína y que el Movimiento Vecinalista del Oeste armaba los paquetes y los repartía a los votantes.

La pareja de Celis dijo que Varisco y Gainza eran compradores de cocaína

Juan Cruz Varela
De la Redacción de Página Judicial

 

Luciana Lemos, la pareja del narcotraficante Daniel Andrés Celis, pidió declarar, se sentó delante del juez y prendió el ventilador.

La pareja de Tavi Celis amplió su declaración indagatoria y dio detalles sobre el funcionamiento interno de la banda, habló de las vinculaciones con funcionarios municipales y aseguró que el intendente Sergio Varisco, los concejales Pablo Hernández y Emanuel Gainza y la policía provincial Griselda Bordeira le compraban cocaína que luego era repartida a los votantes por el Movimiento Vecinalista del Oeste, la pantalla barrial del jefe de la organización narcocriminal.

Las consecuencias de esta declaración son todavía impredecibles.

En la declaración que prestó este miércoles, Lemos aseguró que en los días posteriores al 20 de abril de 2018 recibió seis kilos de cocaína, “que era lo acordado, uno para Gainza, uno para Hernández, dos para Bordeira y dos para Varisco”.

También mencionó que había un valor diferenciado para los compradores: Gainza pagaba 150.000 pesos el kilo de cocaína y Hernández pagaba 165.000 pesos por kilo, y que “la diferencia de precio entre uno y otro la ponía Daniel”, en referencia a Celis. Por su parte, Bordeira le había adelantado 200.000 pesos por esa entrega.

“La plata viajó a Buenos Aires y al otro día llega la mercadería”, contó Lemos. Quien llevó el dinero es Wilber Figueroa Lagos, un ciudadano de nacionalidad peruana, que oficiaba como correo del proveedor.

El cargamento se pagó por adelantado “porque llegaba directamente para ellos, ya me habían pagado con anterioridad esos dos, el de Gainza y Hernández”; pero también por una imposición del proveedor, a raíz de que le debían un cargamento anterior de quince kilos que Celis habría comprado en febrero.

Ahora bien, el 2 de mayo, cuando los policías federales irrumpieron en la vivienda de calle Don Segundo Sombra donde vivía Lemos encontraron 3,493 kilos de cocaína sobre una mesa redonda en el quincho; y en el piso, junto a la mesa, dentro de una cartera negra, hallaron dos cuadernos con anotaciones en los que aparecen mencionados los nombres de Bordeira, Varisco, Hernández y Gainza.

En las anotaciones, cada nombre aparece sucedido por una letra enmarcada con un círculo y una operación matemática.

Lemos confirmó que esas anotaciones se corresponden con la adquisición de cocaína y que las letras eran los nombres en clave que utilizaban para cada uno.

En el caso de Gainza, por ejemplo, tiene una “Ch”. Lemos explicó a qué se refiere: “Cuando yo fui a ver Daniel, después que lo apuñalaron, me dijo que tenía otro comprador al que le íbamos a poner ‘Chino’, que cuando llegue el día que hubiera que entregarle a Chino me iba a decir quién era (…) Me dijo que era Gainza unos días antes de que llegue la mercadería. Me dijo: ¿‘Te acordas de Chino, Chino, Chino?’ Y yo le dije que no, y me decía ‘Chino, Chino, Chino’, y ahí yo le dije que sí. Bueno, me dijo: ‘Gainza, tenés que visitarlo’. Ahí fue que conseguí el número de Gainza, que me lo pasó Hernández porque yo se lo pedí. Primero fui a la oficina de Pablo, porque yo no sabía cuál era la de Gainza; Pablo me explicó y fui a la de Gainza, que no estaba; volví a bajar a lo de Pablo y le pedí el número de teléfono, si me lo podía dar. La oficina de Pablo está abajo y la de Gainza, arriba”, describió.

–¿Para qué Varisco, Hernández, Bordeira y Gainza adquirían la droga? –quiso saber el juez Ríos.
–Para repartirle a los que los iban a votar en la campaña; les armaban bolsitas y las repartían. Las armaban los que trabajaban en el Movimiento Vecinal del Oeste. Esto lo sé porque yo estaba ahí y veía lo que pasaba, me refiero a la campaña de 2015. Se repartía en todos los barrios donde ellos iban. Lo de los seis kilos, no sé qué pasó, creería que era para lo mismo.

No existe entre las cientos de horas de escuchas telefónicas ninguna comunicación ni mensaje de texto directo entre Varisco y Celis. Pero varias personas oficiaban de “nexo” entre ambos: Lemos, Hernández y Bordeira, principalmente.

Lemos afirmó que las comunicaciones se hacían a través de intermediarios que los funcionarios enviaban a la cárcel de Federal, donde Celis estaba recluido. Una vez allí utilizaban un ingenioso sistema para no dejar constancia en los libros de guardia y despistar a los investigadores: “Pedían por otro interno, porque hay que pedir por dos internos, por ejemplo, si iba yo, lo hacía con otra persona, la otra persona pedía por Daniel (Celis) y yo pedía por Sosa (…) y después nos juntábamos los cuatro en el salón de visitas, y ahí Daniel podía hablar con cualquiera”, explicó la mujer. “Daniel no quería que quedara registrado que la gente que iba por Varisco, Bordeira, Hernández o Gainza pidieran por él”, agregó.

En el caso de Bordeira, tenía una relación estrecha con Celis: “Él le decía ‘Gri’ y ella le decía ‘Hola Tavi’. Era como un matrimonio, se cagaban a puteadas y al rato seguían hablando como si nada”, contó Lemos en un tramo de su declaración. “Bordeira fue varias veces a comer a la casa con Daniel y hasta le sacaba a pasear al hijo, lo llevaba al shopping o al centro. Tenían una relación como marido y mujer”, acotó.