El hallazgo de “Tito” Maschio y el oficio de restituir identidades

12/06/2018

Juan Cruz Varela De la Redacción de Página Judicial La identificación de los restos de una persona que ha sido desaparecida, hacer que aparezca, dicen sus familiares, es doloroso y a la vez reparador. Ese manojo de sentimientos, y tantos otros, atravesó a los familiares de Raúl Ramón Maschio Laffitte, Tito, concordiense, estudiante de Psicología


Juan Cruz Varela
De la Redacción de Página Judicial


La identificación de los restos de una persona que ha sido desaparecida, hacer que aparezca, dicen sus familiares, es doloroso y a la vez reparador.

Ese manojo de sentimientos, y tantos otros, atravesó a los familiares de Raúl Ramón Maschio Laffitte, Tito, concordiense, estudiante de Psicología de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y desaparecido el 6 de diciembre de 1977, cuando desde el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) les dieron la noticia.

“Hay una serie de sentimientos encontrados, porque una muerte no suma absolutamente nada y sí da mucha pérdida, pero después de cuarenta años sabíamos que no lo íbamos a encontrar de otra manera; y encontrarlo nos da un poco de paz y tranquilidad porque es un ciclo que va a cerrar y nos damos cuenta de la importancia de tener un lugar donde poder llevarle una flor y rendirle un homenaje”, contó Eduardo Maschio, hermano de Tito, en diálogo con el programa 5 Esquinas, que se emite por Radio Costa Paraná.

Eduardo, hermano de Tito, fue quien recibió la novedad y el encargado de transmitírsela a Alejandrina, su madre, de 91 años:
–Yo siempre esperé que me dieras esta noticia –dice que le respondió ella.

Ella está entera, conmovida pero entera, dice Eduardo; aunque la noticia no deja de significar un dolor para esa madre que pasó cuarenta años sobresaltándose cada vez que escuchaba el timbre a horas inesperadas, con la esperanza de que fuera su hijo volviendo a casa.

Tito Maschio tenía 22 años; además de estudiar trabajaba en el área de catastro de la provincia de Buenos Aires y militaba en el Partido Comunista Marxista Leninista (PCML). Por esos días de diciembre de 1977 había acelerado los estudios para recibirse y viajar a España con una beca que le había otorgado una organización no gubernamental para cursar un Doctorado en Psicología. “Era un excelente estudiante, quería terminar de rendir las materias para liberarse y hacer el doctorado, pero la dictadura no se lo permitió”, recordó su hermano Eduardo.

El PCML, en el que militaba Tito Maschio, surgió hacia fines de la década del sesenta, con un programa maoista que tenía inserción en fábricas y universidades. La persecución fue una constante, pero el partido había logrado evitar las caídas en masa. Sin embargo, quedó completamente desintegrado en dos días. Entre el 5 y 6 de diciembre de 1977 fueron secuestrados y desaparecidos unos 250 a 400 militantes de regionales de todo el país, en lo que se dio en llamar el “Operativo Escoba”.

De manera que el secuestro de Tito Maschio no fue el único.

El 6 de diciembre, a las once de la noche, cuatro o cinco autos sin patente llegaron hasta la localidad bonaerense de Gonnet, a unos quince kilómetros de La Plata, con una patota de hombres vestidos de civil y portando armas largas a bordo. Eduardo contó que su hermano “vivía en la casa que estaba dentro de un galpón en una fábrica de productos químicos que proveía a la Pindapoy de Concordia, donde trabajaba mi padre, y por eso le ofrecieron que viviera ahí, para que no pagara alquiler”.

A partir del testimonio de vecinos, los familiares pudieron reconstruir el secuestro: “La fábrica tenía un muro perimetral, se bajaron tipos de civil, se subieron a los muros, rodearon la fábrica e intentaron romper la puerta de entrada, hasta que un vecino les avisó que tenía la llave. Lo sacaron de la pieza donde estaba estudiando, lo llevaron hasta la puerta de la fábrica y desde uno de los autos sacaron a una persona a la que tenían atada tipo matambre con piolas –todo a la vista de los vecinos–, los pusieron frente a frente, le iluminaron la cara a Tito y la otra persona asintió. Entonces al otro volvieron a meterlo en baúl y a Tito lo llevaron otra vez a la casa; después salieron con una frazada tomada de cuatro puntas con cosas adentro y al ratito salieron con él encapuchado y esposado, lo metieron en el baúl de un auto y se fueron”.

Su familia no supo más nada de la suerte de Tito Maschio, salvo por el testimonio de un sobreviviente que dijo haberlo visto en el Batallón de Comunicaciones 601 de City Bell.

Hoy se sabe que Tito Maschio fue asesinado y sepultado como NN en una fosa individual en el cementerio de La Plata. Sus restos fueron exhumados por el EAAF en el año 2009, pero recién se pudo establecer su identidad hace unas semanas, mediante aplicación del conocimiento científico para rescatarlo del anonimato, a través de la Iniciativa Latinoamericana para la Identificación de Desaparecidos.