Un jefe narco quería armar causas contra los policías que lo buscaban
17/05/2017
De la Redacción de Página Judicial Las escuchas telefónicas revelan cómo el narcotráfico se metió en el entretejido policial de Concordia. Mario Roberto González, el Gordo, uno de los jefes del narcotráfico en la ciudad, controlaba todo lo que rodeaba ese negocio y contaba para eso con protección e información que le brindaban integrantes de
De la Redacción de Página Judicial
Las escuchas telefónicas revelan cómo el narcotráfico se metió en el entretejido policial de Concordia. Mario Roberto González, el Gordo, uno de los jefes del narcotráfico en la ciudad, controlaba todo lo que rodeaba ese negocio y contaba para eso con protección e información que le brindaban integrantes de fuerzas policiales y de seguridad.
Este martes, un ex jefe de la Delegación Concordia de la Policía Federal, Alfredo Rabone, escuchó azorado las conversaciones que dos subordinados suyos, José María Gómez y Sergio Andrés García, tenían con el Gordo González, alertándolo de que otros policías federales lo estaban buscando para capturarlo, por orden judicial.
González y otras catorce personas, entre las que hay familiares suyos, su socio, un policía provincial, policías federales y un gendarme, están acusados de integrar una asociación ilícita dedicada a la venta de cocaína y marihuana en las localidades de Concordia, Colón y Concepción del Uruguay.
En su declaración como testigo en el juicio, el comisario Rabone contó que todos los agentes de la delegación realizaban tareas de investigación y vigilancia; explicó que esa dependencia “no tiene móviles identificables”, pero que durante su gestión compró un Renault 12 rojo que acondicionaron y utilizaban los agentes Nicolás Costa y Antonio Ruiz Díaz y que después “el auto quedó para ellos”.
En ese vehículo, Costa y Ruiz Díaz realizaban las tareas de vigilancia para dar con el Gordo González, que estaba prófugo desde 2008.
Este martes, Rabone escuchó cómo los policías federales Gómez y García delataban a sus compañeros que estaban detrás de una pista para lograr la detención del jefe de la banda de narcotraficantes. “Te tienen supervigilado”, le advirtió Gómez en una oportunidad. “No les da la nafta a esos giles; son unos traidores”, le dijo García en otra ocasión, refiriéndose a sus compañeros.
Las vinculaciones de integrantes de fuerzas policiales y de seguridad con el narcotráfico dejaron de ser terreno de versiones desde que se vienen revelando las escuchas telefónicas que exhiben casi pornográficamente esa connivencia.
Tal es así que en una ocasión González habló con García sobre la posibilidad de hacer una falsa denuncia contra los policías que vigilaban su casa de Concordia:
–Llamo al famoso número y digo: “Hola que tal, soy fulano de Concordia. Mire, a mí es la cuarta vez que me persiguen, ya me cansaron. La otra vez, hasta cachetadas me pegaron. Es un señor que se hace pasar como oficial de la brigada en un Renault 12 rojo, yo le tomé la patente y todo” –sugiere González.
–No, no, no, no. La patente no, porque ellos no usan patente –le aclara García.
–Mire, señor, soy fulano de tal, vendo CDs para ganarme la vida. Soy de Concordia. Llamo porque es la tercera vez que se fueron de quicio, me sacaron la plata, hasta cachetadas me pegaron. Me sacaron la mitad de los CDs, me dice tomatelá de acá. Es la tercera vez. Andan en un Renault 12 rojo –insiste entonces en jefe narco.
–Deciles que te piden que vendas droga para ellos –le sugiere entonces García.
–Ajá, escuchá, pará, les digo que andan en un Renault 12 sin patente y se hacen llamar el oficial Antonio Ruiz Díaz y el otro muchacho Costa. Siempre andan en lo mismo. Yo traté de hablar con una persona y me mandaron a la delegación y cuando estaba entrando me encontré con ellos. Me dijeron: “Tomatelá de acá, no te queremos ver porque te vamos a matar”. Entonces me dio miedo, me fui y cuando voy llegando a la esquina me alcanza otro agente armado, y me pregunta: “¿Qué te está pasando?”. Yo le comento, y él me dice: “No, mirá, acá no te dan ni bola porque hasta el jefe ya sabe todo lo que hacen estos. Tomá, marcá ahí y hacé la denuncia”.
–Más bien –se envalentonó el policía federal.
–¿Te gusta así o no?
–Sí, está bien, de diez.
En otra escucha que también se exhibió este martes hablan son González y Gómez:
–Cuando esté tranquilo te mando las entradas –le adelanta el jefe narco a su contacto.
–Sí, quédate tranquilo después arreglamos.
–Te aviso que el del Renault 12 anda de novio con una gurisa. ¿Tiene mujer? –le pregunta después, en referencia a Nicolás Costa, que manejaba el automóvil.
–Claro, tiene mujer.
–Pero anda de novio con una pendejita del Tiro –comentan, intimidantes.
Rabone reaccionó sorprendido: “Tengo 21 años de servicio y nunca me pasó esto”, alcanzó a esbozar, tras oír parte de las escuchas telefónicas que sostienen la investigación.
Otro que habla de una “interna”
En la audiencia de este martes, el sargento Sergio Andrés García ensayó una defensa ante la contundencia de las escuchas telefónicas que se vienen divulgando a lo largo del juicio.
El policía federal dijo que hablaba con González porque lo tenía como informante desde que el propio narcotraficante empezó a llamarlo a su teléfono personal: “Me dijo que alguien de la brigada le había dado mi número porque yo era el nuevo encargado. Me enojé mucho por eso y se lo dije a Rabone, que era el jefe; y Rabone me contestó que estaba bien, que no había problema y que viera qué dato traía”.
De todas maneras, el policía dijo que “no fueron muchas las charlas con González” y que el narcotraficante le aportó información que le permitió cerrar una investigación en un “barrio peligroso” de Concordia.
De esas escuchas en las que delata a sus compañeros o aquellas en las que habla de “que los caguen bien a corchazos” en una pierna o “en la panza” o “meterle fruta” a sus propios compañeros no dijo nada. Tampoco permitió preguntas del tribunal ni del fiscal.
En otro tramo de su indagatoria, el policía afirmó que “González es un tipo muy hábil”. Dijo: “Mi idea era atraparlo, pero nunca pude” y agregó: “Es como le pasó a (el comisario inspector, Mario) Núñez. ¿O piensan que Rabone, Ruiz Díaz y Costa querían atrapar a González?”, contraatacó enseguida.
En ese marco, habló de una “interna” hacia el interior de la delegación: “El problema es que Gómez y yo nunca robamos para un jefe” y le apuntó al jefe Rabone: “Había problemas en la brigada, no me gustaba cómo se trabajaba. Rabone nos hacía abrir muchas causas que después se cerraban. Antes de que él llegara se trabajaba bien”.
Fuente: Análisis Digital.