Un policía sugirió que Núñez pretendió evitar un procedimiento

04/05/2017

Juan Cruz Varela El comisario inspector Mario Alberto Núñez, uno de los jefes de la Dirección de Toxicología de la Policía de Entre Ríos, volvió a estar en el centro de la escena en el juicio que lo tiene como acusado de integrar de una asociación ilícita dedicada a la venta de cocaína y marihuana


Juan Cruz Varela

El comisario inspector Mario Alberto Núñez, uno de los jefes de la Dirección de Toxicología de la Policía de Entre Ríos, volvió a estar en el centro de la escena en el juicio que lo tiene como acusado de integrar de una asociación ilícita dedicada a la venta de cocaína y marihuana en Concordia, Colón y Concepción del Uruguay, y el contrabando hacia la República Oriental del Uruguay.

Un policía aseguró que Núñez pretendió impedir un allanamiento contra uno de los jefes del narcotráfico en Concordia y sugirió que el jefe policial le habría avisado de la medida al traficante, frustrando así una investigación de casi dos años.

El contrapunto se produjo en septiembre de 2012, según dijo el policía José Osvaldo Velázquez, cuando la Delegacía de Toxicología de Villaguay se aprestaba a realizar una serie de allanamientos para desarticular una banda dedicada a la venta de drogas al menudeo en la localidad. La pequeña organización estaba encabezada por Matías Ismael Flores, un soldado voluntario de 30 años, quien tenía como proveedor a José Metela López, sindicado como uno de los líderes del narcotráfico en Concordia.

Al cabo de casi dos años de investigación, la Policía había logrado determinar que López proveía de cocaína y marihuana a Flores y que éste vendía al menudeo en la casa donde vivía con su pareja; y a la vez distribuía entre una pequeña red de vendedores que tenía. Incluso había una sospecha de que Flores también vendía drogas dentro del regimiento de Villaguay, donde cumplía funciones.

El testimonio de Velázquez en el juicio es relevante a raíz de la sospecha de que Núñez brindaba información y protección a Mario Roberto González y Alejandro Javier Caire, los líderes de la banda que está siendo juzgada, a cambio de dinero. La prueba de ello serían conversaciones entre Núñez y González donde el policía le decía al narcotraficante cuándo y dónde habría procedimientos y le daba información sobre las investigaciones en curso; mientras que el “informante” le aportaba datos de la ubicación de otros kioscos de droga que constituían una competencia para su organización.

“Una mañana apareció Núñez en Villaguay para decirnos que no hiciéramos los procedimientos”, contó Velázquez al Tribunal Oral Federal. Lo hizo a bordo de un automóvil Renault Symbol de la Dirección de Toxicología y la explicación que les dio, según sus dichos, fue que el entonces jefe de la Policía, Héctor Roberto Massuh, “estaba enojado porque los buenos procedimientos se hacían siempre cuando estaba de turno el subjefe”, en referencia a Juan Ramón Rosatelli.

Sin embargo, Velázquez hizo caso omiso a la recomendación y decidió avanzar con la medida. “A la tarde (después de ese encuentro con Núñez) recibimos el dato de que desde Villaguay irían a buscar varios kilos de droga a Concordia, así que decidimos hacer igual los allanamientos”, explicó el policía.

Pero los resultados no fueron los que esperaban. En Villaguay se incautó cocaína, marihuana y plantas de cannabis sativa, además de elementos de corte y fraccionamiento. De resultas de ello, siete personas terminaron condenadas, entre ellas, Flores, que recibió una pena de cuatro años y diez meses de prisión.

En Concordia, en cambio, “no encontramos nada”, dijo frustrado Velázquez. “Llegamos a las 6 de la mañana, había gente levantada (en la casa de José López) y estaba todo limpio. Eso era llamativo porque en las tareas de vigilancia nunca advertimos que hubiera movimiento tan temprano en esa casa”, rememoró Velázquez. No menos curioso resultó que el apodado Metela no estuviera en la vivienda.

López fue igualmente imputado en la causa, pero el juez consideró que no había elementos para avanzar en una acusación y finalmente quedó desvinculado.

Otro dato que les llamó la atención a los policías fue que “Núñez oficiara como buscador en ese procedimientos, cuando a esa función siempre la cumple un suboficial”, apuntó Velázquez. El “buscador” en un allanamiento es la persona que revisa cada recoveco de la casa, acompañado por los testigos civiles, precisamente buscando elementos que puedan ser de interés.

En su declaración ante el tribunal, Velázquez dejó entrever sus sospechas de que Núñez había delatado el procedimiento, frustrando la investigación. Admitió que en ese momento no llevó la sospecha a superiores, pero que el año pasado se las planteó a la fiscal federal de Concepción del Uruguay, María de los Milagros Squivo.

Velázquez mencionó también que cuando Núñez asumió como jefe de Operaciones de la Dirección de Toxicología envió un radiograma a todas las jefaturas departamentales pidiendo que le remitieran copia de todos los expedientes por delitos de narcotráfico; e incluso les dijo que él sería el único interlocutor ante la Justicia Federal. “Cuando le comenté eso a Squivo, ella contestó que Núñez la había defraudado, que nunca dijo eso y que cualquiera podía ir consultarle lo que quisiera”, apuntó el policía.

Fuente: El Diario.