Dos policías aseguraron que un comisario era informante de narcos

26/04/2017

De la Redacción de Página Judicial Dos policías provinciales, integrantes de la Dirección de Toxicología, complicaron la situación del comisario Mario Alberto Núñez, en el juicio que lo tiene como acusado de brindar protección a una banda dedicada a la venta de cocaína y marihuana en Concordia, Colón y Concepción del Uruguay. De la Redacción


De la Redacción de Página Judicial

Dos policías provinciales, integrantes de la Dirección de Toxicología, complicaron la situación del comisario Mario Alberto Núñez, en el juicio que lo tiene como acusado de brindar protección a una banda dedicada a la venta de cocaína y marihuana en Concordia, Colón y Concepción del Uruguay.

“Yo me enteré de un operativo que iba a realizarse en Chajarí primero por las escuchas telefónicas los sospechosos y después porque me lo comunicaron en Toxicología”, aseguró el policía Emiliano Lederhos, en el juicio contra quince personas como integrantes de una asociación ilícita dedicada a la venta de droga en distintas localidades.

La sospecha es que Núñez, los policías federales José María Gómez y Sergio Andrés García y el gendarme Carlos Francisco Acosta, que también están imputados, les brindaban información y protección a los cabecillas de la banda narco, a cambio de dinero.

El contacto de los oficiales de las fuerzas policiales y de seguridad era con Mario Roberto González, alias el Gordo, que era uno de los jefes de la asociación ilícita, que era quien manejaba el negocio en Concordia. El otro era Javier Alejandro Caire, que tenía su propia estructura en Colón y Concepción del Uruguay. Ambos detentaban el liderazgo operativo de la banda, aportaban la infraestructura, medios económicos, logística (respecto del comercio, traslado y distribución de la droga) y asignaban funciones al resto de la organización, la mayoría de ellos, familiares.

Ledehros, de la Delegacía de Toxicología de Colón, contó ante el Tribunal Oral Federal que certificó que el contacto de González era el comisario Núñez al chequear los números telefónicos de ambos y que luego lo confirmó con otro compañero, Alexis Rotundo, de la Delegacía de Concepción del Uruguay, que también trabajaba en la investigación.

El policía hizo referencia a una conversación en la que “González le decía a Caire que tenía un amigo en la Policía, que se llamaba Mario y que le pasaba datos” y apuntó: “Le hice escuchar el audio a Rotundo y él me confirmó que era la voz de Núñez”.

La conversación se dio en el marco de otra investigación, a raíz de que se preparaban una serie de allanamientos por desarmaderos en Chajarí. Rotundo dijo que el gendarme Acosta le avisó de ese procedimiento a González pensando que se trataba de un operativo en el marco de la ley que penaliza la tenencia y tráfico de drogas, y éste, a su vez, se lo comunicó a sus familiares para que estuvieran a resguardo. “Se escucha que Núñez le pregunta a González si tenía algo en Chajarí, porque allí habría allanamientos”, señaló.

“Me di cuenta que González hablaba con Mario Núñez porque chequeé el número telefónico del service policial”, aseguró Lederhos ante el tribunal. “Me enteré de los allanamientos en Chajarí primero por las escuchas y después por Toxicología; le comuniqué esa novedad al secretario del juez federal de Concepción del Uruguay y se cancelaron las órdenes de allanamiento”, apuntó el policía.

–Mi amigo Mario de Paraná maneja un Aveo blanco. Quedate tranquilo porque él siempre avisa –le dice González a Caire en una ocasión.

Los investigadores aseguran que ese “Mario” es Núñez. El comisario, en su indagatoria, aseguró que nunca manejó un Chevrolet Aveo, sino que esos vehículos estaban asignados al jefe y subjefe de la Dirección de Toxicología, Fernando Alsina y José Lauman, y que el chofer del primero de ellos se llamaba Mario.

En otro tramo de su declaración, Rotundo describió que en el marco de otra investigación, antes de detener a Guillermo Valdez, que se presume que vendía drogas para Caire, Núñez avisó del procedimiento a González.

–¿Te acordás que me avisó lo de Concha Gorda? –le dijo por teléfono González a Caire, hablando de Valdez por su apodo y haciendo referencia a la confianza que Núñez le inspiraba al jefe de la banda.

Respecto de los contactos de González con los policías federales, Rotundo dijo que “eran conversaciones largas, pero a lo largo de las charlas, los funcionarios iban aportando elementos que permitieron su identificación”.

Los policías aseguraron además que de las escuchas telefónicas surge que Núñez, Gómez, García y Acosta recibían una retribución económica de parte de González por la información que le aportaban para la protección de la organización.

Fuente: Análisis Digital.