Detuvieron al empresario Bioletti

21/02/2017

Juan Cruz Varela De la Redacción de Página Judicial Al empresario Vicente Jesús Bioletti le pasó lo inevitable: quedó detenido luego de que un tribunal de casación ratificara la condena a seis años de prisión por la facilitación de un lugar para instalar una cocina de cocaína, en la zona del Acceso Norte de Paraná.


Juan Cruz Varela
De la Redacción de Página Judicial


Al empresario Vicente Jesús Bioletti le pasó lo inevitable: quedó detenido luego de que un tribunal de casación ratificara la condena a seis años de prisión por la facilitación de un lugar para instalar una cocina de cocaína, en la zona del Acceso Norte de Paraná.

La detención fue dispuesta por el Tribunal Oral Federal de Paraná, ante un pedido efectuado por el fiscal José Ignacio Candioti, y se concretó este martes. Bioletti fue detenido en su casa por efectivos del Servicio Penitenciario e ingresó alrededor de las 15 a la Unidad Penal Número 1, donde quedó alojado preventivamente en una celda de tránsito, junto con el publicista Gustavo Alfonzo, se indicó a Página Judicial.

A fines del año pasado, la Cámara Federal de Casación Penal había rechazado una apelación presentada por el empresario y ratificó la condena a seis años de prisión por el delito de facilitación de lugar para instalar un laboratorio clandestino de cocaína.

El “lugar” es una casa-quinta de su propiedad. Allí se hallaron 26,7 kilos de clorhidrato de cocaína y 3,5 kilos de pasta base de cocaína, 134 kilos de material de corte (creatina, lactosa, dipirona, manitol) y 80 litros de acetona (un precursor químico que se utiliza en el proceso de producción de cocaína) y dos prensas hidráulicas que eran utilizadas como moldes para elaborar los panes de droga. En una tapera, a unos quinientos metros del casco principal, había una infraestructura para la elaboración de estupefacientes: un quemador industrial, lámparas infrarrojas, coladores, espátulas, moldes, bolsas de nylon, guantes, barbijos, cintas de embalar y balanzas, entre otros elementos. El sitio no tenía corriente eléctrica y se le proveía a través de un tendido casero, que salía desde la casa principal.

La cocina de cocaína se descubrió por casualidad, a raíz de la caída de una avioneta Piper 115 con dos personas a bordo, ambos oriundos de Córdoba, que se precipitó a tierra y se incineró completamente en el campo de Bioletti.

El 8 de agosto de 2011, buscando restos de la avioneta, un policía se tropezó con un pozo abierto y sin tapa, al lado de una tapera. En el hoyo había varios bultos, envueltos en bolsas de consorcio color negro, sujetos con cinta de embalar y una botella de acetona. A partir de esa noche se dispusieron tareas de investigación e inteligencia en la zona y durante dos noches los policías apostados en las inmediaciones del campo vieron desfilar a varias personas, yendo de la tapera hasta el casco principal, con linternas, trasladando bultos. Al tercer día, el 10 de agosto, allanaron la estancia y dieron con el laboratorio clandestino de cocaína más importante que se haya descubierto en la provincia.

El 22 de abril de 2013, el tribunal oral condenó a Bioletti. También fueron condenados José Roberto Sterz, alias El Viejo, que recibió una pena de diez años de prisión, como cabecilla de la organización y encargado de la fabricación de la cocaína; y Ramón Palavecino, el cuidador del campo, a quien se le atribuyó el mismo delito que Bioletti pero como partícipe secundario, por lo que recibió una pena de prisión condicional. En 2015, también fue condenado Claudio Luna, lugarteniente de Sterz, a diez años de cárcel.

Sin embargo, después de esa condena la causa entró en un engorroso proceso de revisión: el 11 de diciembre de 2014, un tribunal de casación confirmó las condenas, pero ordenó revisar las penas por considerar que la sentencia no tenía una fundamentación de cómo llegaron los jueces habían llegado a esos montos; el 5 de mayo de 2015, jueces ad-hoc dictaron una nueva sentencia e impusieron las mismas penas, aunque dieron otros argumentos, que también fueron cuestionados por los defensores; el 19 de agosto de 2016, un tribunal de casación rechazó las apelaciones, pero una semana después el mismo tribunal anuló el fallo tras admitir que había olvidado convocar a la defensa de Bioletti a exponer los argumentos por los cuales pretendía una rebaja en la pena. Así llegamos a este nuevo fallo, donde otro tribunal de casación volvió a rechazar las quejas defensistas.

Resuelta ya la condena de Bioletti, los defensores Julio Federik y Leopoldo Lambruschini habían solicitado que se le impusiera una pena de prisión condicional. Pero el tribunal de casación destacó que “la sanción impuesta no implicó una respuesta punitiva irracional ni ha vulnerado los principios constitucionales de proporcionalidad y culpabilidad que deben regir al momento de imponer una pena privativa de libertad”.

Los jueces Gustavo Hornos, Juan Carlos Gemignani y Mariano Borinsky señalaron que al momento de establecer la pena de seis años de prisión y 1.800 pesos de multa, el tribunal de juicio tuvo en cuenta “la magnitud del injusto causado”, es decir, que “se secuestró del lugar que el condenado facilitó una gran cantidad de pasta base de cocaína, la sustancia en estado previo a ser transformada en clorhidrato de cocaína; y también de clorhidrato de cocaína en condiciones de ser introducidas al circuito ilegal de comercialización”.

También puso de resalto los fundamentos que tuvo en cuenta el tribunal de juicio: el peligro para la salud que implica volcar al mercado semejante cantidad de droga; la edad de Bioletti, “lo que revela un importante grado de madurez que debió haberse traducido en una mayor capacidad de comprensión y voluntad a la hora de desarrollar la conducta delictiva”; el hecho de que tiene “una situación económica estable” (declaró ingresos de entre 50.000 y 60.000 pesos mensuales); y el “nivel sociocultural” del empresario.

De hecho, Tito Bioletti –como todos lo llaman–, de 62 años, pertenece a una familia históricamente dedicada al transporte de pasajeros, era dueño de la empresa San José –hoy en manos del monopolio que representa Flecha Bus– y hoy se dedica a la administración de campos como productor agropecuario. Había estado siete meses detenido, luego del procedimiento; pero estuvo en libertad mientras corrieron las apelaciones. Siempre se proclamó inocente. Ahora deberá cumplir lo que le resta de condena en prisión.

Han pasado cinco años y medio del hallazgo de la cocina de cocaína. El jefe de la organización, Sterz, está en prisión desde el año 2013 y desde el 1 de diciembre del año pasado fue beneficiado con salidas socio-laborales por tres meses, durante tres días a la semana, entre las 8 y las 12, en el local de venta de artículos de iluminación y electricidad que tiene su hijo en la capital provincial. Además, tiene salidas socio-familiares de ocho horas, todos los domingos, también a la casa de su hijo.