Absolvieron a un empresario que estaba acusado por trata laboral

27/07/2016

Juan Cruz Varela De la Redacción de Página Judicial El Tribunal Oral Federal de Paraná dictó la primera absolución en un juicio por trata laboral. El fallo benefició a José Manuel Gutiérrez, un empresario porteño, ex policía federal, de 65 años, radicado en Corrientes y con negocios forestales en Entre Ríos. Juan Cruz Varela De


Juan Cruz Varela
De la Redacción de Página Judicial


El Tribunal Oral Federal de Paraná dictó la primera absolución en un juicio por trata laboral. El fallo benefició a José Manuel Gutiérrez, un empresario porteño, ex policía federal, de 65 años, radicado en Corrientes y con negocios forestales en Entre Ríos.

Gutiérrez estaba acusado por el delito de trata de personas mayores de edad con fines de explotación laboral –agravado por la cantidad de víctimas– mediante el abuso de la situación de vulnerabilidad. El fiscal José Ignacio Candioti había pedido que se lo condene a cuatro años y medio de prisión por la explotación de seis víctimas.

El 5 de julio de 2011, inspectores de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), junto con agentes de la Dirección Provincial del Trabajo –y con el auxilio de Prefectura–, realizaron un operativo en un predio denominado “Establecimiento La Providencia”, ubicado en Colonia San Anselmo, a unos veinte kilómetros de Colón. Allí, un grupo de obreros realizaban tareas de desmonte de eucaliptos y limpieza de bosques.

El cuadro que descubrieron era de extrema precariedad: los obreros sobrevivían en el monte, hacinados en una tapera con paredes de material y cubiertas con lonas, sin puerta ni ventanas, desprotegidos de las inclemencias climáticas, sin agua corriente (que se proveían desde el casco del campo, a unos dos kilómetros) ni luz eléctrica. En ese lugar dormían en colchones deteriorados, con sábanas y mantas rotas.

Tampoco tenían sanitarios (hacían sus necesidades en el monte) y se higienizaban en el río, incluso en julio, cuando se realizó el procedimiento. En su indagatoria, Gutiérrez dijo que los obreros “quisieron ir a ese lugar aún a costo de no tener baño”.

La comida también era escasa, se las proveía Gutiérrez y se las descontaba de la paga. Cocinaban a la intemperie, con leña, y utilizaban chapas y troncos improvisando mesas y sillas. Los obreros revelaron que como no tenían donde refrigerarlos, comían carne podrida, según ellos mismos lo contaron ante el tribunal.

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Los obreros pasaban períodos de veinte días a un mes en esas condiciones, hasta que el “patrón” u otra persona los trasladaba en una camioneta hasta la terminal para que viajaran a ver a sus familias. Era el mismo Gutiérrez quien les compraba los pasajes y se los descontaba de la paga. En el caso de los trabajadores misioneros, sin embargo, el viaje para visitar a sus parientes era más espaciado.

El defensor Luis María Haddad admitió que Gutiérrez pudo haber infringido normas laborales pero que no cometió explotación laboral. “No se puede concebir el delito de trata de personas si los trabajadores están registrados, inscriptos en la ART, obra social y provistos de herramientas de seguridad, aun si estos fueran insuficientes”, dijo. También sostuvo que “no hubo captación, ni engaño ni fraude”, aunque sí admitió que “hubo precariedad habitacional, que fue admitido por Gutiérrez, pero esto constituye una falta laboral, no penal”.

Tal vez por ahí puedan estar los fundamentos del tribunal –integrado por Noemí Berros, Lilia Carnero y Roberto López Arango–, que se conocerán en una semana.