Caudana pasará seis días más en la cárcel por violar la libertad asistida

24/08/2015

Juan Cruz Varela De la Redacción de Página Judicial Elbio Gonzalo Gastón Caudana, el tres veces condenado narcotraficante paranaense, deberá esperar unos días antes de quedar en libertad. Si bien su condena de seis años y un mes por delitos de narcotráfico expiraba el sábado 22 de agosto, el Tribunal Oral Federal le agregó otros


Juan Cruz Varela
De la Redacción de Página Judicial


Elbio Gonzalo Gastón Caudana, el tres veces condenado narcotraficante paranaense, deberá esperar unos días antes de quedar en libertad. Si bien su condena de seis años y un mes por delitos de narcotráfico expiraba el sábado 22 de agosto, el Tribunal Oral Federal le agregó otros seis días de prisión luego de constatar incumplimientos en las reglas de conducta que se le habían impuesto al concederle la libertad asistida.

Los hechos que devolvieron a Caudana a la cárcel ocurrieron el 12 de junio. Ese día, alrededor de las 13, dos hombres bajaron de un Volkswagen Bora de color azul y amenazaron a dos niñas de 11 y 6 años frente a la Escuela Del Centenario. De acuerdo con el relato posterior de la mayor de ellas, uno de ellos le exhibió un arma de fuego en una clara actitud intimidatoria.

La nena se refugió en la biblioteca y avisó de lo sucedido a las autoridades de la escuela, que se comunicaron con la madre. La mujer radicó una denuncia donde acusó a Caudana y dejó asentado que lo hacía responsable de lo que pudiera pasarle a ella o a sus hijas.

Ese mismo días, pero a la tarde, vecinos de calle República de Siria denunciaron al 911 un intenso tiroteo entre los ocupantes de un Volkswagen Bora de color azul (patente GFF-121) y personas jóvenes de la zona que, luego se supo, eran soldaditos del padre de la niña, otro jefe narco del barrio Antártida Argentina, con el que Caudana se disputa el territorio para la venta de estupefacientes. El conductor de ese vehículo era Caudana.

A raíz de la intimidación contra las menores, Caudana fue acusado por el delito de amenazas calificadas y los fiscales provinciales Álvaro Piérola y Jimena Ballesteros dispusieron su prisión preventiva por treinta días, entre el 19 de junio y el 19 de julio, por entender que existen “elementos de convicción suficientes para sostener como probable la participación punible del imputado Caudana en los hechos intimados”. La causa también tiene imputado a Juan Ramón Colliard, la persona que acompañaba a Caudana en esa saga delictiva, y está en condiciones de ser elevada a juicio oral, según indicaron fuentes tribunalicias a Página Judicial. En caso de ser condenado, podía recibir una pena de entre seis meses y dos años de prisión.

Mientras estaba en prisión, el 2 de julio la jueza de Ejecución, Noemí Berros, revocó la libertad asistida a raíz de las “infracciones comprobadas” a las reglas de conducta que le había impuesto para la libertad asistida. Lo hizo tras un pedido del fiscal José Ignacio Candioti. Ese mismo día, casualmente, la Cámara Federal de Casación Penal anuló la resolución por la cual se le había concedido el beneficio a Caudana.

En su momento, al conceder la libertad asistida, la jueza Berros le había impuesto a Caudana algunas restricciones: le fijó un domicilio en el que debería permanecer en horario nocturno, entre las 21 y las 7; no podría salir de Paraná; debería trabajar en la fábrica de hielo que montó con su esposa en Avenida Jorge Newbery; debería presentarse una vez por semana en el Patronato de Liberados para su supervisión; no podría consumir alcohol ni drogas y tampoco frecuentar a personas que consuman o trafiquen con estupefacientes; y no podría concurrir a espectáculos públicos de “asistencia masiva”. Además, debería realizar, como regla de conducta, tareas comunitarias no remuneradas en favor de la cárcel de Paraná una vez por semana durante dos horas por cada vez.

Según pudo saber Página Judicial, la jueza Berros constató tres episodios en los cuales Caudana violó las reglas de conducta que se le habían impuesto al otorgársele la libertad asistida, y de ahí la prórroga de su estadía en prisión.

La primera de las infracciones se constató el 15 de mayo: policías lo vieron, aproximadamente a las 23.30, al comando de un automóvil Volkswagen Voyage –a nombre de un tal Roberto Cristo, pero que Caudana se encuentra autorizado a conducir– por calle Ameghino, antes de la esquina con República de Siria, por lo que incumplió con la obligación de permanecer en su domicilio en horario nocturno.

Luego incumplió la obligación de presentarse ante el Patronato de Liberados, ni el 27 de mayo, como se había comprometido, ni los siguientes días hábiles de esa semana (28 y 29, ni tampoco el 26). En el libro de “observaciones” del organismo quedó asentado que “el 27 de mayo, siendo las 12.05, se comunicó telefónicamente el tutelado (Caudana) manifestando que se presentó a las 7.45 en el Patronato y que golpeó muchas veces la puerta, no siendo atendido por nadie”. La jueza Berros consideró que “aunque fuere cierto lo comunicado por Caudana por vía telefónica, ello no lo relevaba de su obligación de concurrencia semanal”.

El último de los incumplimientos fue el más grave y público, frente a la Escuela Del Centenario. La jueza consideró que el 12 de junio Caudana “infringió en forma grosera la obligación de desempeño laboral asumida”. La denuncia de la madre y la propia declaración en la niña en Cámara Gesell “indican sin fisuras la improbabilidad absoluta de que en ese horario y lugar estuviera distribuyendo hielo y/o en alguna actividad propia de su débito laboral”, acotó la magistrada. “No puedo dejar de evaluar con rigurosidad que el comprobado y grave acontecimiento que Caudana protagonizara el día 12 de junio (…) expone sin atenuantes la absoluta inconveniencia –para el condenado y para la sociedad– de su permanencia, aunque sin restricciones, antes del agotamiento de la pena única impuesta por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal”.