Una manifestación acompañó el comienzo del juicio a asambleístas

21/05/2015

Juan Cruz Varela Entre los asambleístas reinaban las críticas, ya no contra la pastera uruguaya, sino contra la indolencia judicial, esa que sentó en el banquillo a dos jubilados como acusados por la muerte de un motociclista en la trinchera de Arroyo Verde. Juan Cruz Varela Entre los asambleístas reinaban las críticas, ya no contra


Juan Cruz Varela

Entre los asambleístas reinaban las críticas, ya no contra la pastera uruguaya, sino contra la indolencia judicial, esa que sentó en el banquillo a dos jubilados como acusados por la muerte de un motociclista en la trinchera de Arroyo Verde.

Alrededor de un centenar de manifestantes protestaron frente al edificio del Tribunal Oral Federal de Paraná, entre asambleístas y adherentes locales, para acompañar el inicio del juicio contra Miguel Ángel González, de 71 años, y Miguel Pérez, de 67, acusados de haber provocado la muerte del motociclista Walter Maulucci colocando y/o no retirando de la cinta asfáltica un semi-remolque de dos ejes, en una noche con neblina, y sin realizar una correcta señalización.

“Venimos a hacerles el aguante a estos compañeros que están injustamente acusados”, señaló Juan Veronesi, uno de los referentes del colectivo ambiental, frente a los tribunales. “No puede ser que entre miles de personas que nos hemos manifestado contra Botnia y que hemos alzado la voz en contra de cualquier tipo de contaminación, hayan elegido al azar a dos personas que no tienen nada que ver con la desgraciada muerte de un ciudadano”, agregó Veronesi.

Lo cierto es que los asambleístas enfrentan la posibilidad de recibir una pena de entre seis meses y cinco años de prisión en caso de ser condenados.

Un acoplado en la ruta

El accidente ocurrió alrededor de la 1.45 del 26 de abril de 2009, unas horas antes de la quinta marcha al puente para protestar contra la instalación de la planta de pasta de celulosa de Botnia. Maulucci, de 33 años, volvía de la República Oriental del Uruguay cuando estrelló su motocicleta marca Motomel Custom de 150 centímetros cúbicos contra la parte trasera de un semi-remolque que se encontraba sobre la ruta, en el paraje Arroyo Verde.

González y Pérez están acusados de colocar el acoplado, no retirarlo de la ruta o no señalizar su presencia. Y sobre eso versaron las declaraciones de los siete testigos que ayer pasaron ante el tribunal.

Los testigos coincidieron en que el acoplado se encontraba desde hacía varios meses ocupando una parte de la calzada, en la mano desde Uruguay hacia la Argentina, y que del otro lado había una barrera. Uno de ellos señaló inclusive que “es imposible que alguien pudiera mover el semi-remolque” y que, en todo caso, la decisión no la tomaban González y Pérez sino que lo haría la asamblea.

La mayoría de los testigos dijo además que el carromato tenía dos ruedas sobre el asfalto y otras dos sobre la banquina (otros dicen que estaba con sus cuatro ruedas sobre la ruta), pero discreparon respecto de si la presencia del semi-remolque estaba señalizada o no: asambleístas, un empleado de la Aduana y un periodista que estaba en la zona dijeron que había balizas, conos y triángulos refractarios alertando del corte.

“Había conos puestos a ambos lados del acoplado”, dijo Luis Correa, que esa noche realizó una recorrida para constatar que no hubiera fallas en la logística para la marcha del día siguiente. “A los conos los ponía Gendarmería y la Asamblea (Ciudadana Ambiental) colocaba otro tipo de señalización”, acotó Luis Molinuevo, periodista de Radio Cero de Gualeguaychú.

Los testigos refirieron también que a raíz del corte de ruta, la Dirección Nacional de Vialidad (DNV) había colocado un cartel con la leyenda “Máxima 40”, recomendando a los automovilistas que reduzcan la velocidad por la presencia personas al costado del camino.

En cambio, cuatro gendarmes dijeron que no había ningún tipo de señalización que alertara sobre la presencia de un semi-remolque en el medio de la ruta. “El acoplado no tenía señalización, ni balizas, ni nada, y con la neblina no se veía prácticamente nada”, aseguró Jorge Lamoroux, el de más alto rango. Rubén Rodríguez, otro gendarme, dijo que la fuerza de seguridad “no hizo tareas de señalización”, pero que “no se podía impedir la circulación, entonces se advertía que había un corte de ruta más adelante”. Lo mismo dijo José Daniel Cortez respecto de que en el puesto ubicado en el puente internacional “se informaba que había un corte de ruta”.

No obstante, los defensores de los imputados hicieron notar que Cortez y Julio Manuel Rivero, otro gendarme, dijeron durante la instrucción de la causa que sí había carteles que señalizaban el corte de ruta.

¿Sabía o no sabía?

Si Maulucci sabía que había un corte de ruta o si los asambleístas González y Pérez pudieron haber movido el acoplado que interrumpía la circulación también fueron cuestiones sobre las que discurrieron los testigos.

“Hablé con Maulucci en el puesto aduanero, del lado uruguayo, me dijo que iba a Buenos Aires y le pregunté si estaba al tanto de que la ruta estaba cortada, me contestó que sí pero que trataría de pasar y que si no lo dejaban, se quedaría por allí”, narró Sergio Damasco, un empleado de la Aduana. “Le recomendé que fuera despacio porque había mucha gente en la banquina y mucha neblina”, remarcó.

No hubo discrepancias entre los testigos respecto de la condición climática bajo la cual se produjo el accidente: coincidieron en que se trató de una noche de niebla que definieron como “espesa”, “pesada” y “densa”. Correa, por ejemplo, dijo haber visto pasar a Maulucci a gran velocidad y aseguró que el motociclista le levantó la mano izquierda, como saludándolo, “y se metió en la niebla”.

Además, hay constancias de que Maulucci estaba al tanto de que el acoplado estaba atravesado sobre la cinta asfáltica porque viajaba asiduamente al Uruguay, donde residían sus hijos.

También destacaron los testigos que en el lugar había una buena iluminación porque la Municipalidad había colocado postes de luminarias (entre cuatro y seis, dijeron) a ambos lados del refugio de los asambleístas, en Arroyo Verde, y que la Cooperativa Eléctrica proveía de energía en la zona.

Dos jubilados en el banquillo

Lo que se atribuye a González y Pérez es la creación de un riesgo que tuvo como consecuencia la muerte de Maulucci, es decir, se les imputa haber colocado el acoplado, no retirarlo de la ruta o no señalizar su presencia mediante la colocación de balizas, carteles, conos o triángulos.

Ayer, en su declaración ante el tribunal, González aseguró que estaba durmiendo en una casilla rodante estacionada casi enfrente del lugar donde se produjo el accidente. Dijo haberse “sorprendido”, primero por el ruido de una motocicleta y después por el golpe que produjo el impacto. “Parecía que venía a gran velocidad”, dijo el hombre.

Pérez, por su parte, fue uno de los primeros en asistir a Maulucci. “Nadie quiso esa muerte, nosotros hacíamos una protesta social por lo que había enfrente; era algo que hacíamos en defensa de nuestros hijos y por el ambiente que todos habitamos. Si hasta el presidente (Néstor Kirchner) dijo que era una causa nacional”, enfatizó.

De todas maneras, ambos pusieron el foco en la responsabilidad de Gendarmería: “El acoplado estaba señalizado, había luces, conos triángulos. A los conos los ponía Gendarmería; y había un cartel, colocado por Vialidad, que decía ‘Máxima 40’”, dijo González. “Desde los primeros días había gendarmes y policías”, acotó enseguida. “Gendarmería debería velar por la seguridad de todos nosotros”, agregó Pérez.

Fuente: El Diario.