Alfonzo intentó frenar su detención a través de un mensaje de texto
12/05/2015
Juan Cruz Varela De la Redacción de Página Judicial “Son mafias del crimen no visible”, dice la Martha Pelloni, la emblemática monja de las marchas del silencio en Catamarca, la misma que ha denunciado a las organizaciones dedicadas al tráfico de drogas y la trata de personas y que ha rescatado a miles de niñas
Juan Cruz Varela
De la Redacción de Página Judicial
“Son mafias del crimen no visible”, dice la Martha Pelloni, la emblemática monja de las marchas del silencio en Catamarca, la misma que ha denunciado a las organizaciones dedicadas al tráfico de drogas y la trata de personas y que ha rescatado a miles de niñas y jóvenes de la explotación sexual. Son mafias, dice, y las vincula con la política.
Fueron declaraciones de Martha Pelloni las que llevaron a la escena nacional un caso que a fines del año pasado sacudió a la provincia de Entre Ríos: el que tiene al productor publicitario, autopostulado “periodista” y locutor Gustavo Darío Alfonzo como procesado por trata de personas y detenido en la cárcel de Concordia.
La historia se remonta al 30 de octubre del año pasado. Una mujer se presentó ante la Subdelegación Concordia de la Policía Federal para denunciar que su hija de 16 años se encontraba desde hacía varios días en un dúplex en calle Monseñor Rösch 3523, departamento “B”, retenida contra su voluntad por alguien a quien identificó por su apodo de Pelado, bajo los efectos de estupefacientes que esa misma persona le habría suministrado. Dijo también saber que su hija habría sido amenazada, golpeada y sometida a abusos sexuales reiterados por muchos hombres en ese mismo departamento y en una quinta en Puerto Yeruá, a unos 35 kilómetros de Concordia a través de la Autovía 14.
Fue el propio Alfonzo quien atendió a los policías federales y entregó a la joven. Dijo que era su empleada doméstica y hasta firmó una constancia de que la adolescente efectivamente estaba en el departamento.
Equis –el nombre de la víctima se preservará– tenía el cabello teñido, mal semblante, ojeras y un enorme hematoma desde la ingle hasta la rodilla. La chica diría después, en sede judicial, que en el departamento había otras mujeres jóvenes en las mismas condiciones. Las identificó como “El Grupo de las 10” y entre ellas habría otras menores de edad.
Alfonzo fue detenido cinco días después. No se resistió, ni siquiera lo intentó. Pero en su teléfono celular quedó registrado un último mensaje que mandó a un influyente dirigente político de Concordia pidiéndole ayuda, según pudo saber Página Judicial. Del otro lado, sin embargo, no hubo respuesta.
El juez federal de Concepción del Uruguay, Pablo Seró, lo procesó por el delito de trata de personas, en su modalidad de captación y traslado, de una menor de edad con fines de explotación sexual, y por el hecho de promover y facilitar la prostitución abusando de su situación de vulnerabilidad. Sin embargo, se le dictó la falta de mérito respecto de la acusación por tenencia de estupefacientes y suministro gratuito para el consumo a una menor.
El procesamiento fue confirmado por la Cámara Federal de Apelaciones de Paraná, lo que dejó a Alfonzo a un paso del juicio oral. Pero el tribunal hizo además una recomendación adicional: garantizar la protección integral y asistencia de Equis, la víctima, sobre todo por las vinculaciones que se le atribuyen a Alfonzo; y profundizar la investigación a fin de determinar si las jóvenes de “El Grupo de las 10” no eran también víctimas de trata.
Y algo más: a pedido del Ministerio Pupilar, el tribunal advirtió sobre la necesidad de que operadores del Consejo Provincial del Niño, el Adolescente y la Familia (Copnaf) brinden atención a la joven y a todo su entorno familiar, ante situaciones de violencia intrafamiliar que la víctima relató en su declaración.
La nacionalización del caso
La historia sumó un nuevo capítulo el 17 de abril, cuando Cristina Escobar, la madre de la joven, habló en un congreso binacional de lucha contra la trata de personas y la violencia de género en la sede que la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER) tiene en Concordia.
Ante unas doscientas personas, la mujer mencionó al senador provincial Enrique Cresto (PJ-Concordia) y a Mauro Urribarri, el hijo del gobernador, entre las personas que participaban de las fiestas privadas a las que era llevada su hija. También señaló a empresarios, intendentes y funcionarios entrerrianos; cuestionó el rol de la justicia provincial y dijo haber recibido amenazas e intimidaciones. El audio completo y la desgrabación fueron fue publicados por el periodista Osvaldo Bodean en la web del diario El Entre Ríos y replicados por Martha Pelloni en los medios nacionales.
El relato de Cristina Escobar recorre toda la trama del delito. Dijo que su hija fue contactada por Alfonzo a través del Facebook para que hiciera de promotora y vendiera entradas anticipadas para los boliches y que luego fue introducida en una red de trata. Contó que la obligaron a prostituirse y que le dieron cocaína. Al momento de ser rescatada, la adolescente tenía moretones en distintas partes del cuerpo provocados, según dijo, por los golpes y al ser embestida por Alfonzo a bordo de una moto tipo cross.
En un tramo de su relato contó lo que sucedió tras el rescate: “Nos vamos hasta la Comisaría del Menor. Para eso ya estaba esperando una psicóloga y le dice: ‘¿Qué te pasó?’. Entonces ella se larga a llorar, con un llanto desgarrador, que yo no les puedo explicar. Se larga a llorar, a llorar, a llorar, y no podía hablar. Entonces me corro y le digo: ‘Acá está mamá. Por favor, contanos todo lo que te pasó (…) Entonces se larga a llorar sobre mí y dice: ‘Me tenía encerrada, secuestrada, me drogaba y me pegaba’ (…) Le levantamos la remera y en toda una parte tenía hematomas, la parte de la cola, más el hematoma de la pierna, que fue producto de un día en que ella se quiso escapar y que el hombre este (Alfonzo) la atropella con la motocross, a ella y a otra chica”.
La mujer también denunció haber sufrido amenazas: “Al segundo día yo tengo intimidaciones en la puerta de mi casa, de una persona de mucho poder, que es de Federación (…) Yo sé que mi vida está en riesgo continuamente. Me dicen que voy a terminar como el caso Nisman. Yo no quiero eso, quiero luchar por lo que le hicieron a mi hija… Esto es toda una red, gente de mucha plata, mucho poder”.
Si bien la mujer ya declaró en la causa que se tramita en el Juzgado Federal de Concepción del Uruguay, la fiscal Milagros Squivo pedirá que sea nuevamente citada para ratificar en el expediente algunas de sus manifestaciones públicas, según pudo saber Página Judicial de fuentes de la investigación.
Por lo pronto, la exposición pública que ha tenido el caso también motivó la intervención de la Procuraduría para el Combate de la Trata y Explotación de Personas (Protex), la unidad fiscal a cargo de Marcelo Colombo.
La conexión política
Mientras tanto, Cresto y Mauro Urribarri negaron toda relación con Alfonzo. El senador, que también es abogado, extrañamente pidió a la unidad fiscal de Concordia que cite a la monja Pelloni y a Claudia Escobar (sic) “para que testimonien su conocimiento respecto de los hechos y personas mencionadas como autores de delitos de acción pública”. Lo curioso del caso es que “los hechos” a los que hace referencia son parte de la investigación por trata de personas que se tramita, como se sabe, en la Justicia Federal, no en la provincia.
Cresto dejó entrever también que podría querellar a la monja Pelloni y a la madre de la víctima por haberlo mencionado; y no olvidó hacer mención a una supuesta vulneración de derechos de la adolescente “al victimizarla y exponerla mediáticamente”, lo que hasta podría haberle generado “estigmas psicológicos a la menor”.
Mauro Urribarri, por su parte, publicó una carta en su cuenta de Facebook donde consideró “indignante” que se pretenda construir una mentira a partir de “un problema tan grave como es la prostitución y la trata de personas” y agregó: “Manipular un tema como este con (el) objetivo de hacer daño en el ámbito político es jugar con el dolor y el sufrimiento de una víctima, de su familia y de toda una ciudad. Esta gestión fue entre otras cosas la que eliminó todos los prostíbulos de la provincia (hoy livianamente se dice que el hijo de quien los prohibió es quien los regentea). Eso es realmente el producto de una violencia extrema que no tiene que ver ni con la política ni con la búsqueda de justicia ni con nada que lo justifique”. Dijo también que había intentado comunicarse con Martha Pelloni. La monja reconoció haber recibido un mensaje y que le respondió que no tenía intenciones de hablar con él, que en todo caso le diera explicaciones a la madre de la víctima.
Desde la unidad fiscal de Concordia también señalaron algunas fisuras en el relato de Cristina Escobar y señalaron que al momento de declarar mediante el sistema de Cámara Gesell, Equis, la víctima en esta causa, “hizo un relato que no se corresponde con lo que ha manifestado públicamente su madre, especialmente en lo atinente a que no hizo mención a otras personas más allá del acusado”. También la Cámara Federal de Apelaciones valoró las “distintas medidas urgentes” tomadas por la Policía, enseguida de recibida la denuncia, “y otras que dispuso la Fiscalía de la jurisdicción de Concordia a cargo del doctor (Darío) Mautone”.
Y también Alfonzo intentó despegar a los dirigentes políticos de la causa. En su indagatoria, el 29 de abril, el publicista reconoció que conocía a Cresto y a Mauro Urribarri, pero que mantenía con ellos “un vínculo político, netamente laboral”, según manifestó su defensor, Mauro Rodríguez. Pero, como se dijo, hay en el expediente una constancia de un mensaje de texto que Alfonzo envió a uno de ellos cuando la Policía Federal llegó a su casa para detenerlo. Es un pedido de ayuda al que nadie respondió.