No hubo sorpresas en la indagatoria del médico Miguel Torrealday

18/04/2015

Juan Cruz Varela De la Redacción de Página Judicial Nada nuevo bajo el sol. No hubo sorpresas en la ampliación de la indagatoria que dio el médico Miguel Alberto Torrealday, imputado por robo de bebés durante la última dictadura cívico-militar en Paraná. Juan Cruz Varela De la Redacción de Página Judicial Nada nuevo bajo el


Juan Cruz Varela
De la Redacción de Página Judicial


Nada nuevo bajo el sol. No hubo sorpresas en la ampliación de la indagatoria que dio el médico Miguel Alberto Torrealday, imputado por robo de bebés durante la última dictadura cívico-militar en Paraná.

Según pudo reconstruir Página Judicial, Torrealday declaró por espacio de cuatro horas ante el juez Leandro Ríos, reiteró su inocencia respecto de la acusación por el encubrimiento de la sustracción y como partícipe necesario de la sustitución de identidad de los mellizos de Raquel Negro y Tulio Valenzuela, y después contestó todas las preguntas del magistrado y del fiscal Mario Silva –también de su defensor, Walter Rolandelli–.

Su discurso fue casi calcado del que dio en el juicio celebrado en 2011, en el que fueron condenados los integrantes de la patota de inteligencia de Rosario, y en instancias anteriores en instrucción. Dijo que era uno de los socios del Instituto Privado de Pediatría (IPP); que la clínica tenía una sala de neonatología que se había iniciado pocos meses antes del alojamiento de los mellizos provenientes del Hospital Militar; detalló cuáles eran sus funciones en el IPP, aclarando (nuevamente) que no era jefe ni encargado de neonatología, porque no había jefaturas sino que los cuatro socios (los otros eran David Vainstub, Ángel Schroeder y Jorge Rossi) tenían la misma jerarquía.

Torrealday volvió a explicar que en esos años la clínica era una institución “abierta”, lo que significaba que cualquier médico podía internar allí a sus pacientes y hacerles el seguimiento; e inclusive, a veces, ningún médico del IPP intervenía, dijo.

Como se sabe, los mellizos fueron derivados del Hospital Militar, la nena quedó registrada en el libro de ingresos el 4 de marzo de 1978 bajo el nombre de “López, Soledad”, mientras que el varón fue inscripto el 10 de marzo como “López, NN”. Torrealday deslizó que si los mellizos provenían del Hospital Militar, es posible que la derivación la hiciera un pediatra de allí. El nombre que dio es el de Abraham Faisal, a quien llamaban Turco, que también atendía pacientes en el IPP. Faisal hoy tiene 94 años y vive en la zona del Parque Urquiza. Su nombre consta en el listado de profesionales que atendían en el Hospital Militar y ya había aparecido en el expediente, precisamente mencionado por Torrealday y Vainstub. Lo curioso del caso es que ninguna de las enfermeras del Hospital Militar lo recuerda en sus declaraciones.

“Es muy probable que quien los introdujo (a los mellizos) sea la misma persona que los retiró”, sostuvo. El libro registra el alta de ambos el 27 de marzo de 1978. Sin embargo, esa información, que debería constar en las historias clínicas, no está disponible. “Las historias clínicas se destruyeron luego de una ampliación que se hizo en 1980… estaban en un depósito que se inundó”, repitió Torrealday.

Además, el médico reiteró que fue él quien entregó, en el año 2000, los libros de administración del IPP, donde estaban consignados los ingresos y egresos de pacientes y el origen en los casos de aquellos que llegaban derivados de otros centros asistenciales. Entonces, los cuatro socios se entrevistaron con la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, y con Alicia Dasso y revisaron ese registro, donde advirtieron, además, otra derivación (dudosa, de una nena) del Hospital Militar el 1 de julio de 1978.

En su indagatoria, Torrealday dijo que la confección del libro estaba a cargo Laura Marizza, que era quien se ocupaba de todas las tareas administrativas en la clínica en los primeros años (“los médicos nos ocupábamos de la parte científica”, explicó), pero dijo que su labor era “desprolija” y eso generaba un caos en los libros de la clínica. La mujer está fallecida.

Finalizada la declaración, el juez Ríos tiene diez días hábiles para resolver la situación procesal de Torrealday, es decir, si lo procesa, le dicta el sobreseimiento u opta por el camino intermedio que sería la falta de mérito. Mientras tanto, la defensa adelantó que solicitará algunas medidas de prueba.