Silencio y aplausos para Nisman en la marcha del 18F en Paraná

19/02/2015

De la Redacción de Página Judicial Paraná tuvo su 18F. Una contundente manifestación recordó al fiscal Alberto Nisman a un mes de su muerte. Un silencio que solo rompían los aplausos espontáneos fue la expresión de unas 6.000 personas –según cálculos extraoficiales– que se concentraron frente al edificio de tribunales, de espaldas a la Casa

Silencio y aplausos para Nisman en la marcha del 18F en Paraná


De la Redacción de Página Judicial

Paraná tuvo su 18F. Una contundente manifestación recordó al fiscal Alberto Nisman a un mes de su muerte. Un silencio que solo rompían los aplausos espontáneos fue la expresión de unas 6.000 personas –según cálculos extraoficiales– que se concentraron frente al edificio de tribunales, de espaldas a la Casa de Gobierno, en la capital provincial.

Fue una verdadera manifestación silenciosa, sin pancartas ni banderas políticas, convocada por Sección Paraná del Colegio de Abogados de Entre Ríos y la delegación local de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA).

El acto, que un principio solo consistiría en un minuto de silencio, la entonación del Himno y la lectura de un documento, devino luego en una marcha hacia la Plaza 1° de Mayo, “en virtud de la gran concurrencia”, según dijeron los organizadores, que se fue extendiendo hacia las calles Laprida y Santa Fe, ante el desconcierto de los ¿desprevenidos? inspectores municipales, que recién previeron un operativo cuando el gentío ya era multitud.

“Vengo para pedir justicia por Nisman, por nosotros, por nuestros hijos y por una justicia independiente”, dijo Oscar, de sesenta y pico de años. “Estoy acá por Nisman y para que se termine la impunidad; hay que ocasionar un cambio urgente”, reclamó Osvaldo, al lado de su hijo adolescente, ante la consulta de Página Judicial. “Vine por Nisman, a un mes del fallecimiento, y porque quiero un país mejor para mis nietos; yo tengo mi vida hecha, pero ellos recién están empezando a caminar y quiero que vivan en un país en libertad, con justicia, sin corrupción, donde cada uno tenga la posibilidad de decir lo que quiera sin que nos estén diciendo que somos tal o cual cosa”, se explayó Julia.

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Por lo demás, los manifestantes solo portaban velas encendidas, banderas argentinas, algunos carteles con el nombre del fiscal y la trillada frase “Yo soy Nisman”, unos pocos paraguas y el silencio, un silencio que se desparramó luego por la peatonal hasta la Plaza 1° de Mayo, para diluirse en la noche.

Hubo también, desparramados entre el muchedumbre, un puñado de dirigentes de la oposición, algunos funcionarios de la Justicia Federal, también magistrados y funcionarios de la Justicia provincial, empleados judiciales, ex jueces, abogados del foro local. Fueron los que desafiaron a los mandatos gremiales. Tanto la Asociación de Magistrados de Entre Ríos, como la Asociación Judicial de Entre Ríos (AJER) y el Ministerio Público Fiscal, en la voz del procurador Jorge García, habían adelantado que no participarían de la marcha. Distinta fue la postura de la Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Justicia Nacional y de la Unión de Empleados de la Justicia Nacional –el gremio que encabeza Julio Piumato–, cuyas delegaciones locales adhirieron a la convocatoria.

Desde las escalinatas del latoso edificio tribunalicio, el titular de la DAIA Paraná, Diego Dlugovitzky, leyó un documento de cinco puntos donde hizo “un llamamiento a los miembros de los tres poderes del Estado, a fin de que no interfiera un poder sobre otro y de ese modo dar cumplimiento a uno de los pilares del Estado de Derecho y el sistema republicano, como es la división de poderes” (ver adjunto).

A paso lento, los manifestantes marcharon, en silencio o bajo un cerrado aplauso, hasta la Plaza 1º de Mayo. En círculo se fueron ubicando alrededor del monumento del Libertador, hasta colmar la plaza. Fue el último reclamo, el último grito.

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También hubo marchas en Concordia (se concentraron unas 6.000 personas), en Gualeguaychú (hubo algo más de 1.000) y varias cabeceras departamentales, como en Concepción del Uruguay (se calcula que hubo alrededor de 3.000 personas), Gualeguay, La Paz y Rosario del Tala, entre otras ciudades.