Otros policías dicen que Demonte realizaba acciones de inteligencia

05/11/2014

Juan Cruz Varela La Policía Federal tenía una estructura importante en cuanto a cantidad de personal en Paraná cuando los militares asaltaron el poder. Casi un centenar de agentes realizaban diferentes tareas en la delegación que encabezaba José Faustino Fernández y enseguida se abocaron al plan sistemático de represión. Juan Cruz Varela La Policía Federal


Juan Cruz Varela

La Policía Federal tenía una estructura importante en cuanto a cantidad de personal en Paraná cuando los militares asaltaron el poder. Casi un centenar de agentes realizaban diferentes tareas en la delegación que encabezaba José Faustino Fernández y enseguida se abocaron al plan sistemático de represión.

A partir del golpe, cuando las fuerzas armadas asumieron el control total y absoluto del Estado impusieron en todo el país un plan clandestino de represión, para lo cual constituyeron “fuerzas conjuntas” sobre la base de agentes de distintas estructuras que operaban bajo un solo comando.

Juan Carlos Trimarco era el jefe de esa mega-estructura en la provincia de Entre Ríos y tenía el control operacional de esas fuerzas conjuntas que agrupaban a agentes de las fuerzas de seguridad, Policía Federal y provincial y del Servicio Penitenciario.

Cada parte tenía una función en el engranaje represivo.

Fernández, como máxima autoridad de la Delegación Paraná de la Policía Federal, puso esa maquinaria a disposición de la autoridad militar, no solo prestando apoyo logístico para los procedimientos que realizaba el Ejército, sino también a través de una oficina de inteligencia que funcionaba en la misma sede policial; y Osvaldo Luis Conde, Cosme Ignacio Marino Demonte (y otros) fueron la mano de obra. Jorge Vicente Strak, Alberto Rodríguez, Juan Carlos Gauna y Ceferino Isidoro Camacho eran los oficiales de mayor ascendencia en la tropa y fueron mencionados como integrantes de esa oficina. Los nombres de Ruperto Walter y Fermín Regner también surgieron. ¿Y es posible que Fernando Veronelli, el segundo jefe, no estuviera al tanto de esa estructura ilegal?

Esos elementos dejó la audiencia de ayer en el juicio escrito por la denominada megacausa Área Paraná, tras la declaración de Cayetano Enrique Cucuzza y Carlos Ariel Chernis, dos policías federales que por aquellos años cumplían funciones en Paraná.

La oficina de inteligencia

Ambos admitieron la presencia de detenidos en la sede policial, pero apuntaron como responsables a los integrantes de una “oficina técnica” que funcionaba en la planta alta de la delegación e integraban los oficiales de mayor rango. “La llamaban técnica pero era de inteligencia”, refirió Chernis.

La “oficina técnica” o “servicio de informaciones” era la que realizaba las tareas de inteligencia en la Policía Federal. De acuerdo a los datos que surgieron en el juicio por crímenes de la dictadura en Concepción del Uruguay, dependía directamente del Ministerio del Interior y desde allí se coordinaban las operaciones de represión con otras fuerzas armadas, policiales y de seguridad.

El área de inteligencia funcionaba en la planta alta de la delegación y la oficina era de acceso restringido. Desde allí se hacían tareas de análisis de los diarios para extraer datos referidos a posibles escenarios de conflicto y remitir informes al Gobierno.

“Eran un grupito muy cerrado, casi no teníamos roce con ellos, no nos daban ninguna información y tampoco podíamos ir a la oficina”, los definió Cucuzza. Los nombres de Strak, Gauna, Camacho, Walter y Regner se cuelan en la memoria de los otros policías respecto de quiénes integraban esa “oficina técnica”, junto a los ya conocidos de Fernández, Conde y Demonte.

Los agentes que se desempeñaban en esa tarea, casi nunca vestían uniforme. “Usualmente vestían de civil”, dijo Chernis. “A Demonte nunca lo vi uniformado”, abundó Cucuzza.

Chernis, que también cumplió funciones como guardia en la residencia del delegado, una casa de calle Mitre que alojaba a quien se desempeñara como jefe de la fuerza, contó que los agentes de la “oficina técnica” también mantenían reuniones con miembros del Ejército, de la Fuerza Aérea y cree que participaban policías provinciales y penitenciarios.

Encapuchados, no

La Policía Federal fue un engranaje más del esquema represivo y era en la “oficina técnica” donde se planificaban las acciones clandestinas e ilegales.

Quince ex presos políticos cuyos casos se investigan en la causa Área Paraná refieren haber sido secuestrados por efectivos de la Policía Federal, en el transcurso de 1976, y sometidos a interrogatorios, golpizas y malos tratos en la delegación local.

“Ellos (Fernández, Conde, Demonte y los otros) se reunían en la oficina de arriba y después cada uno salía por su lado”, refirió Cucuzza. Los operativos se realizaban en forma clandestina, sin intervención judicial y para eso, dijo, utilizaban un Ford Falcon no identificable que tenía la delegación.

Aunque Cucuzza y Chernis cumplían funciones de guardia, muchas veces en el frente de la delegación, curiosamente dijeron no haber visto nunca ingresar personas encapuchadas, como refirieron los ex presos políticos.

Ante la instrucción militar, en 1986, los policías señalaron que “a los detenidos no se los trataba mal, sino que con especial consideración”, aunque ayer se esmeraron en aclarar que ellos no tuvieron trato con las personas que estaban privadas de la libertad.

Aquella vez Cucuzza había dicho que “es muy posible que Conde hiciera traslados de detenidos, dada la jerarquía y cargo que ocupaba”. Ayer, ante el juez Leandro Ríos, insistió en que “de los detenidos se ocupaban ellos”, en referencia a los oficiales que se desempeñaban en la “oficina técnica”. “Nosotros no teníamos acceso a los detenidos, estaban a cargo de los oficiales superiores”, acotó Chernis.

Fernández y Conde están fallecidos. Demonte, en cambio, está acusado por el secuestro y torturas de Victorio Coco Erbetta y Pedro Sobko y por el homicidio de este último. Varios de quienes fueron sus compañeros de armas tal vez sean citados a declarar a partir de los dichos de otros ex policías que ayer los señalaron como quienes hacían tareas de inteligencia, averiguación de datos y seguimiento de militantes políticos, es decir, que prestaron apoyo a la represión ilegal.

La fuga falsa

Cucuzza y Chernis no pudieron explicar por qué habían sido citados por el juez de instrucción militar a declarar en la investigación, si cabe el término, por la (falsa) fuga de Victorio Erbetta, presentada como si hubiese ocurrido el 24 de agosto de 1976.

–¿Tuvo conocimiento de la fuga de un detenido de apellido Erbetta? –preguntó el teniente coronel Juan José Pignoux.
–No –fue la respuesta que indistintamente le entregaron Cucuzza y Chernis.

Lo mismo contestó Juan Raúl Troncoso, otro policía que estaba citado a declarar ayer en el juicio escrito a pesar de estar fallecido desde hace casi tres años.

Los tres prestaban servicios en la Delegación Paraná de la Policía Federal en agosto de 1976, cuando tres personas vestidas de civil, entre las que fue reconocida Demonte, secuestraron a Erbetta de la facultad.

Solo Troncoso admitió haber integrado alguna vez “comisiones de traslado de desertores (sic)”, pero no recuerda ni con quién hizo esos “traslados” ni la presencia de Conde en algún procedimiento, “ya que no tenía relación con estas actividades”. Cucuzza y Chernis, en cambio, dijeron que su tarea se limitaba a hacer guardias en la delegación y en la residencia del titular de la fuerza.

Los tres negaron también, con palabras casi calcadas, que los detenidos hubieran recibido “malos tratos” porque “es norma de la Policía Federal tratar al detenido con toda corrección”, dijeron como si fueran uno.

Con una ametralladora al hombro

Llamativo resultó el extravío de Chernis respecto del rol que ocupaba Demonte en la estructura de la Policía Federal. En medio de un relato minucioso respecto de nombres y roles, el policía cayó en marcadas contradicciones cuando pretendió no recordar la presencia de Demonte en 1976 en la delegación.

En 1986, cuando declaró en la instrucción militar, Chernis había asegurado que en agosto de 1976 “revistaba en la Delegación Paraná de la Policía Federal y que prestaba servicios en la residencia del delegado en calle Mitre”. Ayer, ante el juez Leandro Ríos, amplió su explicación diciendo que tenía la función de “hacer mandados y limpiar la delegación” y que luego lo enviaron “a cumplir las mismas tareas de mantenimiento en la residencia”.

En el juicio, sin embargo, dijo que Demonte fue su “instructor” mientras fue aspirante, entre agosto y diciembre de 1975. Sin embargo, y curiosamente, no recordó su presencia en 1976 y 1977, es decir, cuando se produjeron el secuestro de Erbetta y el homicidio de Sobko, hechos por los cuales está imputado Demonte.

Chernis recordó también que Demonte le dio prácticas de tiro con su arma reglamentaria y después lo adiestró en el uso de ametralladoras, “porque hacía imaginarias (guardias) portando ametralladoras que había en la delegación”, afirmó.

Fuente: El Diario.