En su indagatoria, los empresarios de las cosechadoras hablaron de Moreno

22/05/2014

Juan Cruz Varela De la Redacción de Página Judicial A más de un año de realizada la denuncia, y tras la quiebra de la firma Grandes Máquinas Concepción del Uruguay SA, los empresarios prestaron declaración indagatoria en la causa donde se investiga el destino de los créditos que recibió la firma para fabricar máquinas cosechadoras


Juan Cruz Varela
De la Redacción de Página Judicial


A más de un año de realizada la denuncia, y tras la quiebra de la firma Grandes Máquinas Concepción del Uruguay SA, los empresarios prestaron declaración indagatoria en la causa donde se investiga el destino de los créditos que recibió la firma para fabricar máquinas cosechadoras en una planta de la ciudad entrerriana.

Ricardo Vicente Senor (padre) y Ricardo Javier Senor (hijo) estuvieron la semana pasada ante la jueza de Instrucción Patricia Yedro, mientras que Sergio Scravaglieri y Carlos Ariel Bohl se presentaron este lunes en los tribunales de Paraná.

Ahora la magistrada tendrá diez días para resolver su situación procesal: podría dictar el auto de procesamiento, el sobreseimiento o la falta de mérito. Por el momento, les prohibió salir del país, les fijó una caución real de 50.000 pesos a cada uno y la obligación de presentarse una vez por mes en la capital provincial.

Los empresarios cordobeses están imputados por presuntas irregularidades en el uso de subvenciones públicas, un delito que tiene penas de dos a seis años de prisión. Asistidos por el defensor Juan Manuel Zaragoza, un abogado de Nogoyá, los cuatro negaron los hechos que se les atribuyen y respondieron todas las preguntas que les formularon la jueza Yedro y la fiscal Sandra Terreno, cada uno desde el área que ocupaba en la estructura de la empresa. Desde ese rol, hicieron una reseña histórica de la familia Senor; contaron el proyecto que realizaron unos años antes en Formosa y cómo se sucedieron las gestiones para la radicación de la planta en Entre Ríos. Dijeron que los cheques sin fondo que libró la empresa no pudieron ser cubiertos inicialmente por una demora en el desembolso que debía hacer el Fondo de Inversiones de Entre Ríos (Finver) y no ocultaron su molestia con el tratamiento periodístico que se dio al tema después de la presentación de la cosechadora en la Casa Rosada, allá por marzo de 2012, según pudo reconstruir Página Judicial a través de varias fuentes.

Pero fue Scravaglieri quien pateó el tablero. El vicepresidente y director financiero de Grandes Máquinas declaró el lunes durante casi cinco horas. Un momento saliente de su indagatoria fue cuando detalló cómo fue que la única cosechadora que construyó la empresa terminó en Angola, en aquella misión comercial de la que participó, entre otros, el gobernador Sergio Urribarri.

Según dijo Scravaglieri, las gestiones se hicieron ante la Secretaría de Comercio Interior, a cargo de Guillermo Moreno, aunque aseguró que la intención de la empresa nunca fue “vender cosechadoras, sino solo exhibirlas”.

Pero el escenario cambió una vez que la delegación llegó a Luanda.

–Nene, vos no entendés… nada de lo que vino, vuelve a la Argentina –le habría dicho Moreno, una vez en Angola, allá por marzo de 2012.

Lo cierto es que la máquina permanece en Angola, ello a pesar de las gestiones que los empresarios aseguran haber realizado para su regreso a la Argentina. En estos dos años dijeron haber viajado tres veces al país africano, tanto Scravaglieri como Senor hijo, para tramitar el retorno de la máquina o que el Gobierno angolano pagara por ella. Hasta el momento, las gestiones fracasaron, la cosechadora está “tirada en un campo” y ahora los empresarios contrataron a un gestor para tratar de recuperarla.

En ese sentido, una de las pruebas que aportaron los empresarios fue una “carta de intención” firmada con el Gobierno angolano para la venta de 18 cosechadoras, tolvas y plataformas agrícolas en un período de dos años.

Scravaglieri y Senor hijo fueron los encargados de tramitar los créditos ante el Finver. En la estructura organizativa de la empresa, Senor hijo es presidente y director ejecutivo de Grandes Máquinas, encargado de la búsqueda de inversores y quien presentó el proyecto a las autoridades provinciales y municipales de Concepción del Uruguay. El miércoles de la semana pasada declaró durante casi cinco horas ante la jueza Yedro y explicó que cuando trajeron el proyecto a Entre Ríos, funcionarios del Gobierno les dijeron que podrían contar con créditos del organismo que financia proyectos productivos.

Según dijo Senor, Grandes Máquinas Concepción del Uruguay invirtió entre 13 y 14 millones de pesos en el proyecto de construcción de máquinas cosechadoras, incluidos los 5,5 millones que aportó el Finver. En esa línea, detalló que cada desembolso que realizaba el organismo provincial estaba sometido a auditorías internas y externas y que la empresa debía acreditar, previo a que se le acreditara el dinero, que había invertido al menos un 50% de la suma que iba a recibir.

El “padre” de la criatura

Ricardo Vicente Senor no es solo director de la empresa. Ese era el rol que tenía en los papeles. Fue, sobre todo, quien diseñó la estética de la Maag Mitos y el responsable de las actividades diarias en el galpón del puerto de Concepción del Uruguay. Alrededor de eso versó su indagatoria de la semana pasada, la primera de las cuatro.

Senor admitió que la máquina tuvo un problema mecánico en la única prueba de campo por un desperfecto en una polea y que no alcanzaron a repararla por la inminencia del viaje a Angola.

El hombre explicó además que durante el desarrollo de la cosechadora hubo inconvenientes con la línea de ensamble que demoraron la producción. De ello responsabilizó a Daniel Huarte, un ingeniero, dueño de Plásticos de Camiones, la firma que hizo la carrocería la Maag Mitos, y que asegura no haber cobrado un peso por su trabajo. Según Senor, el carrocero modificó el diseño y eso generó problemas al momento de ensamblar las partes, porque no coincidían unas con otras. Entonces, hubo que rehacer el trabajo, “pero Huarte volvió a hacerlo mal” y otra vez surgieron complicaciones para ensamblar. Así lo dijo Senor padre, en un pormenorizado detalle sobre cómo era el proceso de producción.

Un amigo empresario

Carlos Ariel Bohl, en tanto, se despegó del proyecto para la construcción de máquinas cosechadoras en Concepción del Uruguay. Bohl es un ingeniero agrónomo oriundo de la provincia de Córdoba, presidente de BSV, una empresa dedicada a la explotación agropecuaria que tenía en sociedad con Ricardo Javier Senor y una tercera persona. De las iniciales de sus apellidos, toma el nombre la empresa.

En su indagatoria, Bohl aseguró que nunca formó parte del proyecto de construcción de máquinas cosechadoras, ni en Entre Ríos ni en Formosa, y explicó que en el año 2009 facilitó su empresa para que Grandes Máquinas Concepción del Uruguay, que todavía no se había constituido, pudiera cobrar el primero de los créditos que le otorgó el Finver, por 574.500 pesos, y una vez que la firma estuvo constituida, transfirió el dinero a su cuenta.

Bohl enfatizó que en ningún momento formó parte de Grandes Máquinas e insistió en que solo “prestó” una cuenta bancaria para que la empresa de las cosechadoras pudiera recibir el primer desembolso.